Acudí al evento TEDxYouth en Valladolid con con mucha expectación, sobre todo por la constatación de que cada día el mundo se encuentra más en sus manos. Por eso, me interesa mucho conocer cómo son esas manos y qué inquietudes tienen. Todos los fundadores de las «start ups» que están revolucionando la sociedad tienen una edad inferior a los 35 años, y muchos de ellos ni si quiera llegan a los 30. Una start up es la forma que está adoptando una iniciativa capaz de contribuir a la gran transformación de la sociedad.
Los mayores de 40 años estamos quedando como directivos de aquellas empresas que tienen los días contados o como propietarios de alguna de esas empresas en las que los youth aprenden antes de dar el salto. Son necesarios muchos de estos foros donde ellos nos expliquen cuáles son sus intenciones y cómo van a ejecutarlas.
- Globales: tienen una concepción global del ser humano. No entienden muy bien qué son las fronteras y las diferencias de rasgos.
- Sus ideas se propagan entre ellos como por arte de magia. Tienen un idioma común, no solo verbal, sino tecnológico y emocional.
- Detestan las jerarquías, los intermediarios y los nichos de poder.
- Lo comparten todo.
- Su prioridad no es la rentabilidad económica sino más bien tener impacto.
- Su instinto global no entiende de conflictos, ni refugiados, ni fronteras, etc. Son aspectos rancios para ellos.
El resultado de mi experiencia fue un gran baño de ideales y emociones. Nadar entre propuestas inquebrantables de intenciones maravillosas ha sido el mejor tonificante en mucho tiempo. Es emocionante cómo tantos jóvenes son capaces de defender sus ideales y su propósito de contribución al mundo con tanto talento. Cada uno de ellos tienen una gran propuesta para la sociedad, fruto de un proceso vital en el que han conseguido madurar su idea a base de tesón y fe.
He comprobado que cada uno de ellos tiene una formación académica, sin embargo no han descuidado su gran pasión. Se han agarrado a esa originalidad o talento especial que les diferencia de los demás y que les hace fluir, entendiendo y enriqueciendo la realidad desde ese talento. Esto les hace capaces de crear nuevos productos y experiencias al mundo dotados de gran utilidad. Este factor terminará cambiando la manera de vivir y de experimentar servicios.
Estas asociaciones de talentos se está traduciendo en una modificación de nuestro lenguaje. Se superponen conceptos dando lugar a potentes significados: «criptoanarquía», «homodemocraticus»… La mayor parte de estos nuevos conceptos tienen que ver con la democracia, revolución, integración, solidaridad.
Algo subyace en sus discursos. No sienten frustración ni presión por el poder. No sienten sumisión y defienden sus ideales con la serenidad de la seguridad que en breve van a desconectarnos. No los inquietan los nichos de poder del momento, la política, los bancos, etc, porque conocen la tecnología que lo va a cambiar todo en unos cuantos años. Dicen no a las propuestas que reciben de los hoy poderosos porque saben que queda poco tiempo para que triunfe su filosofía. Hay algo más, uno de estos es capaz de mover un planeta con su talento, cuando uno de los otros sol sería capaz de involucrar como máximo a un barrio de una ciudad.