El segundo día de WOBI prometía. No solo tendríamos la oportunidad de escuchar a ponentes de la talla de Tamara Erickson, Jesús Cochegrus, Mauro Porcini, Rachel Botsman y Mario Alonso Puig, sino que además iba a tener la oportunidad de tener un encuentro con Jesús y con Mario minutos antes de sus intervenciones. Asistir al «Hub» de negocios más relevante del planeta y tener además la oportunidad de dialogar con ellos no deja de ser un regalo. Me interesaba conocer su punto de vista sobre temas muy concretos que estoy tratando en el nuevo libro que estoy esbozando, porque son voces bastante autorizadas.
Comenzó de la mano de Tamara Erickson, especialista en gestionar entornos multinacionales. En su discurso, matizó cómo las organizaciones pueden comprometer a sus empleados de manera más efectiva. Tamara confesó su fascinación por la “Humanización”.
“Me he tirado toda mi vida estudiando el éxito y talento de los profesionales. La colaboración debe ser una decisión estratégica”.
En su opinión, el liderazgo de hoy se trata de definir un contexto en que los empleados quieran dar lo mejor de sí mismos. Para ello, confesó que la ecuación perfecta es:
“Valorar la diversidad y crear valores compartidos al mismo tiempo. En definitiva, un propósito y una causa que una a todos los miembros de una organización”.
En este sentido desveló que la motivación es clave. “No hay una receta secreta o universal. Hay que reclutar a los profesionales adecuados. La empresa debe saber qué es lo que tiene que ofrecer y buscar a las personas que precisamente demanden esta cualidad”. Erickson concluyó su ponencia con la idea de la importancia de que las expectativas de los trabajadores y lo que se les prometió sean una realidad para evitar así, la frustración y la fuga de talento.
Tras terminar la ponencia de Tamara Erickson, me bajé rápidamente a la sala Santo Domingo, donde me esperaba ya Jesús Cochegrus. La sala se encontraba en el nivel inferior del auditorio, junto a la entrada al escenario. El salón de la entrevista era inmenso y hacía las veces de plató para los encuentros. Tras saludarnos, percibí en Jesús una juventud inusual para aquellas ponencias. Sin duda era el más joven, aunque con una gran experiencia profesional y personal, como veremos más adelante.
De Jesús me interesaba sobremanera su concepción lúdica del «management», que es precisamente su fuerte. Jesús ha tenido la audacia de hacer un paralelismo entre la vida en la empresa y los videojuegos y está convencido que la experiencia profesional y laboral sería optimizada bajo el prisma de que podemos sentirnos los protagonistas de un juego en el que debemos sortear los obstáculos o monstruos para rescatar a nuestra «princesita» particular. Cada personaje y fase del juego tiene una representación real y en la entrevista me dispuse a comprobar qué papel juegan las emociones en su concepción del management.
Ruego mil disculpas por el sonido de la entrevista. Solo cabe argumentar que en los momentos previos a la salida al escenario, ya es un lujo poder sentarme unos minutos con quien fue el ponente más emocionante de todos. De cualquier manera, finalmente he decidido no añadir nada al video para que os hagáis una idea de la frescura del encuentro.
Unicamente añadir que su ponencia rebasó las expectativas de todos los que allí nos encontrábamos. También fue gratificante comprobar que en su discurso hubo algunas claves que me confirmaron que nuestra conversación tuvo vierto impacto en él. Dede luego que la suya, sí que lo tuvo en mí. Hay que decir que Jesús Cochegrus, a pesar de su juventud, tuvo un infarto de miocardio que le provocó un cambio de mentalidad temprana. Es el vivo ejemplo de lo que supone inyectar más «Humanification» en su vida, gracias a lo cual su vida es bastante mejor en las 3F (feliz, fructífera y fácil). Transmitió mucha humanidad en el momento de la ponencia posterior al relatar cómo, durante el infarto y en la camilla mientras era intervenido quirúrgicamente, tuvo que pedir un abrazo a la enfermera para conseguir dejar de temblar y poder acceder al requerimiento del cirujano, que no le dejaba de pedir: «Jesús, para operarte con éxito debes dejar de temblar cuanto antes». Finalmente, todo salió bien, gracias a aquel «abrazo con la humanidad.»
Espero que disfrutéis la esencia del mensaje de la entrevista y disculpéis el sonido.