Hola de nuevo,
Es tan grande y sorprendente el cambio al que estamos asistiendo, que habría muchas cosas de las que hablar. En primer lugar creo que Internet ha puesto pólvora en la sociedad, de tal manera que todos tenemos cierta capacidad de informar, influir, bloquear y derribar iniciativas dada la grandísima capacidad de convocatoria que la sociedad ha conseguido. Los dirigentes (ideológicos, administrativos y empresariales) han percibido este traslado de poder y han cambiado su comunicación por una más sutil, persuasiva y dialogante.
Por otro lado, una consecuencia lógica de este traslado de poder es que lo que se produce puede ser brillante y sugerente, pero también puede tratarse de algo sin fundamento alguno y sin contrastar. Pero esto ocurría ya en muchos medios, dado que es habitual la falta de rigor de numerosos informadores. Hoy, un experto tiene recursos para comunicar directamente con autoridad y posibilidad de alcanzar a las masas, sin embargo, un informador no transmite la autenticidad del experto.
Pero todo esto es así gracias a que la sociedad ha pillado con el paso cambiado a los poderes económicos, quienes todavía están conformando el modelo de negocio 2.0 que les permita obtener las plusvalías tradicionales. Me temo que en el momento en que obtengan su fórmula, industrializarán los procesos comunicativos para multiplicar sus inversiones.
Es demasiado bonito pensar que yo mismo, desde el salón de mi casa, puedo subir a mi blog un post susceptible de influir en la industria bancaria (por ejemplo), o ganarme la vida o liderar grupos capaces de desequilibrar poderes.
En definitiva, que me lio, creo que la ausencia de modelo de negocio ha pillado al periodista fuera de juego, en favor del experto quien transmite con mayor credibilidad. Y expertos somos todos (cada uno en lo suyo).
Una pista sobre el futuro modelo de negocio de los medios nos la está proporcionando elespanol.com. Hemos visto que se ha financiado por crowdfunding y su consejo de administración está compuesto por auténticos expertos en comunicación, tecnología, negocios e información. Es decir, no parece que tenga dependencia económica ni ideológica y parece capaz de desprender la credibilidad necesaria. Con una inversión insignificante, comparada con los montantes que tradicionalmente han sido necesarios para adquirir edificios, equipos de personas, etc, van a plantar cara a los grandes holdings mediáticos en un momento en el que están renegociando sus macrodeudas y mendigando licencias a los gobiernos de turno. Parece que se decanta por servir de plataforma dialogante de expertos, transmitiendo cierta rebeldía con el sistema. Eso encaja muy bien en la sociedad actual, que actúa por emociones colectivas que, por otro lado, son enemigas del rigor. Esto no ha hecho más que empezar, si no, que se lo digan a la industria discográfica o a la que se avecina en el sector bancario, de cuyo sector no me resigno a comentar determinados movimientos estratégicos en sus consejos de administración. O a las nuevas tendencias en educación que lidera el modelo educativo finlandés, que persigue que cada alumno sea capaz de crearse su propio trabajo en lugar de buscarlo.
Perdonad por el rollo.
Espero no estar demasiado equivocado.
Gracias por estar.
Fotografía obtenida de «El Pais«.