Sí, hoy es el día internacional de la felicidad y es una gran razón para celebrarlo con quien quiera unirse. Se me ha hecho demasiado tarde para andar escribiendo a estas horas pero hay que estar al pie del cañón en las duras y sobre todo en las maduras. Después de una dura jornada de senderismo en el pasillo, me he conectado un webinar muy interesante sobre el mundo editorial que me vendrá muy bien para divulgar el libro que acabo de terminar. Finalmente lo he conseguido, aunque seguramente tenga que pasar todavía un periplo algo largo de modificaciones por ciertas exigencias. «La cuarta semilla». Ya os hablaré de ella.
Tenemos ante nosotros el escenario ideal para poner en marcha todo lo que sabemos sobre felicidad. Dicen que el futuro ya está aquí y que tiene esta forma que estamos viviendo. A mí personalmente no me asusta esta forma, pero hay algo que debemos trabajar entre todos. La serenidad y la gestión emocional serán los cauces adecuados para que nuestra conducta no caiga en el pánico.
¿Qué forma tiene este futuro? Pues sería muy venturoso asegurar cómo va a ser, pero sí parece claro que hay cosas a las que ya se les ve el plumero. Parece claro que el sector de la enseñanza se transformará para dar cobertura a sus alumnos a distancia. El e-learning se acaba de imponer por las bravas. Una digitalización total de apuntes, clases y hasta profesores. Los nuevos trabajos requerirán de nuevas competencias. El talento en teletrabajo cotiza al alza y los nuevos sistemas de productividad se están imponiendo.
La Epigenética es un palabro que describe algo silencioso. El entorno es capaz de modificar nuestro ADN. Hasta hace muy poco tiempo, quien afirmara que las neuronas no solo existen en el cerebro, sería tachado de ignorante. Pues bien, hay estudios que demuestran que hay neuronas en el corazón, en el sistema digestivo y últimamente se han detectado indicios de que pueden existir en las yemas de los dedos. Y es que las pantallas táctiles están modificando nuestra manera de comprender el universo.
Ya se está hablando de que el gestor más cualificado para gestionar pandemias es el big-data, capaz de predecir dónde y cuando se estarían originando estos cúmulos de virus capaces de mutar y extenderse. Y la propia biotecnología, cifrada en algoritmos son los mejores preparados para crear los antídotos para estos virus.
Pero el siguiente episodio de esta serie, se titula «emergencia climática«. Ya nos encontramos inmersos en ella y asistimos a incendios de países enteros, inundaciones de continentes y recalentamiento del planeta.
¿Cómo ser felices en estos tiempos? ¿Está a nuestro alcance? ¿Hay otro objetivo más importante en la vida? ¿Es posible alcanzar la felicidad en estos tiempos? Yo tengo mi respuesta. Aristóteles decía que la felicidad es el objetivo prioritario del ser humano. Y yo añado que solo estamos aquí para alcanzar el estado de la felicidad auténtica. Creo que se trata de la verdadera prueba del ser humano. A lo largo de toda la humanidad han existido grandes amenazas y en las mentes de cada individuo existen inmensos miedos. Las amenazas y los miedos están ahí precisamente para eso, como engaños u obstáculos en el camino a la felicidad. En realidad son solo eso, señuelos que entretienen en el camino y nos partan del objetivo. Nos damos cuenta al final, cuando a punto de fusionarnos con la linea del horizonte pensamos que debimos haber permanecido libres y felices durante el camino, pasara lo que pasara, porque lo que pasara, iba a pasar de todas formas.
Entre las montañas del Himalaya existe un país del que ya os hablé hace tiempo, donde su rey quiso hace tiempo instaurar el reino de la felicidad. Sus habitantes son súbditos de la felicidad. En aquellos confines, la riqueza no se mide en Producto Interior Bruto, sino que se utiliza el índice FIB (felicidad interior bruta). Sus gobernantes se han propuesto convertirse sencillamente en un país feliz y controlan que no haya un turismo masivo, ni unas industrias destructivas, porque saben que no deben jugar con los cambios climáticos. Sus paisajes son maravillosos y tratan de conservar los paisajes naturales intactos. A los turistas les cobran por cada día de estancia porque saben que esos paisajes son demasiado sensibles.
Este es el auténtico desafío que la humanidad tiene ante sí de manera constante. Ser feliz ante las amenazas del momento. Porque los miedos siempre serán iguales aunque se llamen de distinta manera. Hoy os dejo con una maravillosa secuencia de «La vida es bella» dirigida y protagonizada en 1.997 por Roberto Benigni y con la música a cargo de Nicola Piovani.
Espero que disfrutéis.
Siento al leerte. Que estamos a flor de piel, todos somos Un solo corazon conectados con el dolor la impotencia ante está situación pero encuentro en tu escrito una paz que. Estado buscando. Te. Abrazo desde mi alma .
Gracias Verónica. Te mando ese aliento que estás buscando. Somos todos uno ahora mismo
Hay un párrafo que he leído cuatro veces…me ha gustado mucho…es triste y esperanzador a la vez. Gracias
Gracias Olga. Como la vida misma, a por la felicidad sorteando los señuelos del miedo.