José Luis Serrano

Creencias, las vigas maestras del éxito

«Lo lograron porque no sabían que era imposible».

Se atribuye esta frase a Jean Cocteau, aunque seguramente se haya repetido en muchas ocasiones y esté muy manida, pero no por ello pierde ni un gramo de sabiduría. Otro breve cuento condensa esta misma moraleja aunque de manera mas sabrosa y sugerente. Algo así como esto:

«Dos niños pequeños jugaban sobre la placa de un río helado cuando uno de ellos cayó al agua tras ceder el hielo bajo sus pies. El otro niño se dispuso a salvarlo, para lo que tuvo que romper parte de la placa que les separaba. Cuando llegó el cuerpo de salvamento, uno de los bomberos dijo que era imposible que un niño tan pequeño hubiera podido romper la placa, a lo que un vecino contestó: – Yo sé cómo lo hizo. Todos le miraron expectantes. – No había nadie a su alrededor para decirle que era imposible.»

El niño actuó porque en su mente solo cabía la posibilidad de salvar a su amigo. Su estructura mental era adecuada y orientada a grandes logros. Si la salvación del niño hubiera dependido del bombero, probablemente el niño hubiera perdido la vida.

La mayor parte de los logros de la humanidad han tenido como motor o fuente de impulso creencias solventes motivadas por semillas sembradas en la infancia y que prendieron y dieron origen a grandes éxitos.

La semana pasada me organicé para ver la película «Invencible» dirigida por Angelina Jolie y protagonizada por Jack O´Conell. La película está basada en la vida de un atleta olímpico (Louis Zamperinni). Este atleta tuvo una infancia bastante incomprendida mostrando habitualmente actitudes hiperactivas y rebeldes. Pero una vez más se demuestra que la aparición a tiempo de un coach puede modificar las vidas de las personas. Esta vez lo hizo bajo la forma de su hermano mayor, otro atleta respetado y disciplinado, que supo inculcar a su hermano pequeño la creencia de que sería invencible en cualquier aspecto de su vida. Gracias al buen hacer de este coach improvisado, no solo cambió la vida de el protagonista sino que dio una lección a la humanidad. Fue capturado por el ejército japonés durante la primera guerra mundial y torturado hasta la saciedad, pero Louis aguantó estoicamente y consiguió sobrevivir para volver a Tokio en unos juegos olímpicos, su gran anhelo. Lo hizo siendo ya un anciano y para portar la antorcha olímpica por las calles de Tokio. Un acto emocionante que no dejó al público igual. Os la recomiendo.

Dice Raimon Sanso, en el ámbito de su marketing espiritual, que pese a la fama de los empresarios, él mantiene la creencia de la calidad humana de muchos de los emprendedores de hoy. Y explica que nuestra fachada exterior, conductas, situación y aspecto no es más que el resultado del estado de nuestra parte invisible, aquella que pasa desapercibida para el resto. Uno no es pobre por circunstancias exógenas y ajenas, sino que su pobreza es la consecuencia de un estado interno. Generar cambios internos, generan cambios externos. Los cambios en la parte invisible siempre provocan cambios en la parte visible, por tanto es dentro donde hay que trabajar siempre para alcanzar los objetivos.

Podemos estar orgullosos en nuestro país de los atletas que abanderan a España por todo el mundo. Los Gasol, Nadal, Contador, Garbiñe y mucho otros han alcanzado la cima mundial en sus disciplinas. ¿Podríamos pensar que esto es posible únicamente mediante el entrenamiento físico, táctico? Hace unos meses leí el libro del periodista británico John Carlin, «Rafa Nadal, mi historia» y deja bien claro cómo y gracias a qué valores se fraguó la estructura mental de Rafa Nadal desde su infancia. Muy clarificador. El trabajo más importante con Rafa han sido las creencias forjadas desde niño, que sirven de palanca hacia sus éxitos.

He disfrutado muchísimo con la despedida de la carrera deportiva de Alberto Contador. Tuvo lugar en el puerto más temido de la Vuelta Ciclista a España (El Angliru) y en una fecha demoledora, un 11 de septiembre del 2.017. Una fecha de la que resulta el tres (número divino). Si yo fuera deportista de élite, hubiera querido despedirme con una actuación como la suya. Hizo gala de la casta que porta ante todo el mundo, dejando claro lo que fue, es y será, siempre que mantenga un propósito en la vida.

Las creencias mentales son las vigas maestras de las personas. Habitualmente las olvidamos y sufren deformaciones que pueden acarrear problemas. Pero hay que saber que es posible y necesario trabajar en cualquier momento sobre ellas para mantener intactas nuestras posibilidades de éxito en cualquier parcela de la vida. Siempre que puedas, trabaja este aspecto con los niños porque les estarás haciendo el mejor regalo de su vida.

invencible

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