Hablemos de la conducta de masas. Los maestros de este arte son los medios de comunicación de masas, quienes han sido capaces de gobernar nuestros estados de ánimo, y lo siguen haciendo, durante siglos. Recuerden si no la determinante influencia de los medios de comunicación en el conflicto cubano de fin de siglo. En aquel entonces, un periodista sin escrúpulos y con ambición de poder, William Randolph Hearst, hoy día Grupo Hearst, fue capaz de inventar una guerra de la nada. Aquellos momentos fueron los inicios de la exitosa marcha de la prensa sensacionalista que tantos éxitos ha proporcionado a la industria mediática. Desde entonces, la prensa maneja magistralmente las emociones de la masa, sabedora de las grandes limitaciones en cuanto a gestión emocional.
Nikola Tesla, uno de los científicos más (¿importantes?) o relevantes de la humanidad, eclipsado y denostado por el todo poderoso de la época Thomas Alva Edison decía y demostraba (e=mc2) que las personas somos energía y por tanto, nuestra energía guarda relación con la masa y la velocidad de la luz. Una persona tiene una masa muy concreta pero la sociedad entera convierte a esa masa en algo imparable. La energía de la sociedad, formada por la suma de las energías de cada persona, conforma una fuerza imparable capaz de hacer evolucionar o involucionar a la humanidad.
Decía el recientemente fallecido y Premio Principe de Asturias de Humanidades, Zygmunt Bauman, que las redes sociales son una trampa, en la que cae «la masa», presa de emociones sin gestionar previamente, en una maraña de acciones y reacciones generadora de nuevas trampas para los usuarios, todo ello en un marco comunicativo totalmente líquido, sin referencias absolutas, donde lo subjetivo tiraniza la Verdad. Navegamos en una maraña de conceptos subjetivos en la que todo es relativo y susceptible de ser elevado a la categoría de Verdad. Es decir, estamos construyendo una sociedad con unos pilares sin «homologar». Uno se da un paseo por las redes para otear el estado de ánimo de la sociedad y termina gravemente preocupado por la salud social, más bien deprimido.
Pero en un intento noble de no ser arrebatado tan fácilmente de algún afán constructivo que todavía albergo, quisiera desgranar esas razones que nos conducen a estos infiernos y cómo combatirlos. No cabe duda de que la clave de este comportamiento es algo que se ha descubierto recientemente y que está revolucionando todas las disciplinas. No en vano, las facultades de psicología lo han incorporado hace bien poco tiempo porque hasta el momento era algo intangible, difícil de medir. Son las emociones, algo con lo que llevamos conviviendo desde el principio de la humanidad y de lo que empezamos a ser conscientes ahora. Gracias a Daniel Colleman, esta disciplina se popularizó (lean si no al gran Rafael Bisquerra), y está revolucionando el mundo empresarial, educativo,etc. Las emociones y la neurociencia están proporcionando grandes avances en la sociedad y la formación en este ámbito (coaching, PNL, etc) es una bendición para la sociedad.
Sin embargo, en el mundo de las emociones, lo importante no es la teoría, sino la práctica. La formación debe ser totalmente vivencial y es necesario que cada uno recorra lo que llamamos «su propio camino«, porque solo entrenando se toma conciencia de ello. Hasta hace algunos años, se daba por cierto que las emociones debían ser controladas y no debían dominar a la mente ni a las personas. Sin embargo, callar los miedos no libera a las personas de ellos, sino que las enferma, ocurriendo lo mismo con la sociedad. La sociedad no debe controlar, bloquear o silenciar las emociones sino gestionarlas. Hay que ser consciente de que las emociones no son perjudiciales, sino que cumplen una función muy importante para el ser humano, ya que lo dota de un instrumento que proporciona una valiosísima información, muy útil para actuar y tomar decisiones.
Hablemos de recursos con los que contamos para gestionar nuestras emociones en la sociedad y conseguir modificar esa energía, convirtiéndola en fuerza maravillosa capaz de generar evolución. Hoy os propongo hablar de algunas:
- Cuestionarlo todo: alguien que me quería me dijo una vez cuando era joven que no dejara de cuestionarlo todo y fomentar mi capacidad crítica. No quiere decir esto que despertemos nuestro lado rebelde, sino que nos esforcemos en conocer las razones últimas y más profundas que mueven las cosas. Solo así podremos tener la tranquilidad de conciencia de haber obrado bien. Os invito a leer mi post sobre aquellos que piensan que cumpliendo con «el manual» están salvados. Solo hay una cosa mejor que una gran respuesta: una gran pregunta. Las grandes preguntas desmontan vicios y generan cambios profundos. Os animo a replantearos el mundo y cambiar vidas. Desde esta perspectiva, evitaremos esa conducta reactiva emocional que muchas veces nos mete en líos. Preguntándonos por las razones que han llevado a los protagonistas de ciertas acciones podremos empezar a comprender.
- Suspender juicios: en la misma linea, la elaboración de unos juicios rápidos es muy perjudicial para el fin social. Es verdad que tiene algo de liberador por cuanto proporciona la sensación de haber zanjado un asunto. Sin embargo, el asunto está mal zanjado casi con seguridad si confiamos en un juicio desprovisto de las hipótesis de análisis solventes. Es preferible no enjuiciar aunque estos sean rápidos, porque los resultados son negativos y generan nuevas energías desfavorables. Para elaborar un juicio habría que asegurarnos de que determinadas emociones no están condicionando la calidad del juicio ni influyendo en la selección de hipótesis de análisis. Antes es preciso prestar atención a la emoción y trabajar sobre ella y las razones últimas de su presencia.
- Las etiquetas es un invento de la mente. La mente no soporta tener frentes abiertos, ya que generan consumo de recursos constantemente. Por esta razón, la mente se vuelve una auténtica experta en «despachar» etiquetando personas y conceptos en lugar de dejar ventanas abiertas a la construcción constante de cada cosa. Debía ser como la web actual, en la que cada concepto es construido por los usuarios y su significado va variando por cada aportación, algo como Wikipedia. Etiquetar es la mejor manera de forzar las cosas, convirtiéndolas en rígidas en lugar de ser flexibles a la hora construir nuestra opinión sobre vivencias.
- Posiciones perceptivas: Es un juego, muy habitual en PNL, consistente en experimentar las sensaciones de determinadas vivencias desde diferentes puntos de vista. No es lo mismo lo que percibe el protagonista de la acción, que lo que percibe s interlocutor o un tercero o incluso un metaobservador. Esta experiencia enriquece a la hora de elaborar una opinión o juicio. Además, el ser humano es el único animal capaz de realizar este ejercicio, por algo será.
No olvidemos también, como factores determinantes en el éxito de la gestión emocional, entrenar la serenidad, capacidad de comprensión, la compasión y la empatía. Son variables que no debemos abandonar nunca si queremos ser influyentes en esa energía humana tan necesaria para la evolución de las almas según las leyes universales, tan importante en la generación de karma. Todas ellas son derivadas de lo que creo que es la emoción principal, el AMOR. Y lo creo que porque a él se han referido todos los grandes iniciados de la humanidad y lo han fijado como elemento central de nuestra evolución. Fue Jesús quien dijo que para lograr el reino de los cielos habría que amar a todos como a uno mismo. Este aspecto es central, ya que Jesús focaliza el aprendizaje del amor en uno mismo. Amate primero tú y luego proyectarás a los demás. Modifica tu energía, conviértela en positiva y luego preocúpate de proyectarla e influir en la sociedad. Algo parecido está inscrito en el frontón del Templo de Apolo en Delfos: «Conócete a tí mismo y conocerás a la humanidad y a sus dioses«. Esta inscripción ha sido atribuida a varios de los iniciados griegos más destacados de la humanidad: Pitágoras, Platón, Sócrates, Heráclito, … Una sencilla frase que conforma la base de la filosofía y religión de la humanidad.
Por tanto, propongo reeducar nuestra mente para generar cambios que mejoren la energía de la sociedad. Un leve cambio provoca nuevas sinergías capaces de influir en el mundo. Dominemos ese elefante interior, que tantos estragos es capaz de producir y que tanto bueno podría aportar a la sociedad.
Gracias por estar.