La comparación es clara. No hay mas que recordar aquellos periódicos de principios de siglo, con infinidad de columnas, letras pequeñas y sin fotografías apenas. Así lo confirma la consultora CISCO recientemente: el 69% del tráfico de Internet lo representará en el 2017 el formato del video. Y lo ratifica el hecho de que el diario británico The Sun haya decidirdo convertirse en socio de Snapchat.
En el post de ayer ya comentaba que la disrupción en el mundo del periodismo no atisba su fin. «Blende» ha confirmado que las noticias dejaran de ser gratis aunque esta transformación puede redundar en un periodismo más solvente y en una estabilización futura de los profesionales del mundo del periodismo. Y si alguien pone en duda esta verdadera revolución en los medios, ¿quién iba a predecir que Jeff Bezos, CEO de Amazon, iba a convertirse en el propietario del «The Washington Post» e iba a revolucionar este sector? Que pongan las barbas a remojar en el sector bancario porque la tesorería de estas tecnológicas dan para adquirir varios bancos de estos que llaman «sistémicos».
En este contexto, parece lógico destacar la estrategia de Google creando un nuevo sistema de comunicación basado en hologramas, algo muy complementario con otra creación como los asistentes virtuales «Alexa», «Siri», etc, y de los que también informábamos ayer. Tampoco se ha quedado atrás en la competición del video, decidiendo dotar a «Youtube» de las mismas prestaciones que el exitoso «Periscope» y el video de «Facebook».
Algo destacable en este proceso de digitalización que nos traslada a otro escenario totalmente distinto, es la aparente incorruptible protección y defensa de la intimidad del usuario incluso frente a los gobiernos. En principio parece esperanzador y de actitud inteligente las decisiones que están tomando empresas tan poderosas como Apple y Google al no facilitar datos ni colaborar con la justicia incluso en investigaciones inmersas en procesos judiciales. Tal y como @e_dans informa en su blog, Google reafirma esta protección al remarcar a sus empleados que deben avisar al usuario cuando detecten que el Gobierno esta intentando averiguar su contraseña para espiar sus contenidos.
Y entre todo este panorama, de nuevo la banca. Este es un momento idóneo para retransmitir el proceso disruptivo de este sector y por eso siento una sensación especial cada vez que trato este tema, como si de un corresponsal privilegiado se tratara. En un entorno en el que las consultoras más importantes como KPMG están avisando de que los bancos que tarden en digitalizarse no sobrevivirán y en el que las dificultades de supervivencia son cada día mayores, ¿cuál creen que es la actitud de las grandes tecnológicas? Es difícil que no nos asalte la imagen del depredador hambriento al acecho tras la pista de un cervatillo desorientado y famélico, aunque no es la única amenaza. KPMG alerta de que el retraso en la digitalización conllevará tarde o temprano serios problemas de capitalización y su desaparición. También destaca que es prioritario recuperar el protagonismo en la relación con el cliente como motor principal de rentabilidad. Y remarca las dificultades cada día más agudas en cuanto a requerimientos regulatorios que empujaran ineludiblemente a maridajes futuros, al tiempo que se cuestiona el futuro papel de las oficinas y confirma que el nuevo campo de batalla en el que luchar por el cliente es el dispositivo móvil.
Por otro lado tampoco aflojan. El BCE informa que realizara nuevas oleadas de supervisión a los bancos en los próximos tiempos y contrata a 160 nuevos inspectores que circularán en los próximos meses por las entidades para realizar incómodas labores de inspección.
En un entorno así, en el que la principal amenaza es la relación con el cliente en un medio desconocido por completo (virtual-digital) y ante nuevas exigencias regulatorias, el acecho del felino es inminente.
Gracias por estar.