A nadie le sorprendería ya que el próximo presidente del Gobierno de España fuera alguien con coleta, sin corbata y con un discurso y costumbres que nada tienen que ver con las costumbres españolas. A priori podría parecer una situación extraña e incomprensible, que una sociedad como la que representa una de las diez sociedades más modernas del planeta, cambie tan drásticamente su apuesta de futuro. Sin embargo, poco se está hablando del estado emocional de la sociedad española y la importancia que en este nuevo escenario representan las emociones de nuestra sociedad.
Nos encontramos ante una sociedad española bastante peculiar y cambiada con respecto a generaciones anteriores. Hay que decir que los niveles de abandono de los estudios de entre los escolares españoles son los más altos de Europa y el nivel cultural de los jóvenes y de los no tan jóvenes es bastante preocupante. La sociedad actual no lee, sólo ve televisión, pero no precisamente programación edificante, sino programación basura. El libro más leído en España en estos momentos es el de Belén Esteban y el disco más comprado es el de Paquirrín. Es sistema educativo español lleva fracasando y sin cambiar desde hace décadas y de ello nos han alertado desde las instituciones internacionales. Los referentes de la población española son los futbolistas y todos los personajes de la farándula.
El comportamiento individual de las personas depende en gran medida del discurso que haya interiorizado procedente de todas las fuentes con las que se relaciona, siendo las principales las compañías, las lecturas, las fuentes de información de las que se rodea, etc, por lo que desgraciadamente no se espera gran cosa. Pero más grave aún, es el comportamiento colectivo, que vendrá determinado por aquellas voces que conecten con el mensaje principal del entorno, siendo además amplificado por la masa a medida que se propaga, lo que contribuye a constituir un colectivo enloquecido e irritado, deseoso de actuar sin norte ante el menor estímulo.
Este panorama nos dibuja una sociedad nada preparada para digerir un mensaje constructivo, sino más bien al contrario. La sociedad que años atrás ha participado del festín de las vacas gordas, ahora sufre y se siente acorralada, sin salida para su familia y además escucha que existe corrupción, que los políticos se lo están llevando y que los gobiernos están recortando los derechos a la sociedad cuando ellos siguen viviendo en un nivel inalcanzable para el resto de lo sociedad. Es decir, se ha decidido que para salir de esta fase de contracción económica, se recorte a la gran población española, mientras que la clase política sigue llevándoselo crudo. Este sentimiento, en cualquier sociedad es una bomba de relojería, pero en una sociedad como la actual, puede saltarnos por los aires.
En esta época electoral, son muchos analistas los que tratan de advertir de los peligros de votar a fuerzas populistas, pero no se dan cuenta de un hecho irrefutable. La sociedad española está despechada y actuará conforme a esta emoción. Es decir, no calculará las consecuencias de sus acciones, sino que votará para derribar el país y para asaltarlo. Y es legítimo, uno elige sus conductas, pero también las sufrirá después. No pretendamos que la sociedad española reflexione cuando sus individuos no lo han hecho nunca ni saben cómo hacerlo. Actuarán como han observado a sus modelos durante los programas más vistos de la televisión, Belén Esteban y cía, se liarán a voces y bolsazos contra quienes se metan con su Andreita.
Ante esta situación, es patente que la sociedad española votará por despecho y entregará el poder a la fuerza contraria, una fuerza resentida que esquilmará España de igual manera pero con otro pretexto. Es decir, la ley del péndulo se cumplirá y pasaremos al extremo contrario, lo que nos traerá consecuencias bastante preocupantes, aunque hayamos colmado durante unos días nuestros deseos de venganza, arrepintiéndonos más tarde del nuevo escenario.
A todo esto, ¿alguien se ha percatado de quién ha estado trabajando el espíritu a lo largo de todos estos años? ¿Alguien puede decirme qué colectivos son los que están en primera linea de batalla, colaborando con los tristes protagonistas de la pobreza? ¿Y con los enfermos, con esos que están contaminados con ese virus llamado Ebola? ¿Alguien podría indicarme qué diferencias existen entre el político actual y aquellos políticos de antes con una formación espiritual y humanística fuera de lo normal? ¿Alguien puede decirme qué Instituciones fomentan el trabajo espiritual antes que cualquier otra acción? Es normal que no sean conocidos para la sociedad actual española, porque estas personas no frecuentan los programas de Belén Esteban y cía, pero cuando alguna de estas personas habla, se comprenden muchas cosas, no en vano, la formación que ha recibido está fuera de toda duda.
Estas personas trabajan en Instituciones de manera silenciosa, tiene una formación, cultura y sensibilidad que nadie discute, sin embargo, no traslada mensajes populistas, no regala los oídos y sus recetas no pasan por el dispendio y y la vida fácil. Por eso es tan difícil que estas personas gobiernen este país, porque quienes años atrás decidieron cambiar tantos valores de nuestra sociedad buscaban perpetuarse en el poder a través de sus mensajes populistas. Aquellos gobernantes intentaron acabar con las instituciones que cohesionaban la sociedad en sus eslabones más débiles, en favor de una efervescencia asociacional incapaz de suplir una labor aburrida, ingrata y callada. Se intentó que la alegría sustituyera al amor, pero nos hemos dado cuenta con el tiempo que, aún siendo emociones agradables, una habla de felicidad y la otra de placer.
Juguemos durante unos instantes;
Piensen en esas asociaciones que durante los años de vacas gordas fueron subvencionadas y proliferaron para dar voz a colectivos hasta ese momento poco conocidos. Y díganme, en estos momentos de crisis, ¿cuantas sobreviven y qué labor realizan?
Piensen ahora en esas Instituciones a las que en aquellos años de vacas gordas se les suprimieron fondos estatales y díganme si mientras se ha estado produciendo este saqueo durante los últimos años, han estado presentes en la lucha por la pobreza y la enfermedad, sin contraprestación alguna, sólo por amor al prójimo. Piensen en los valores que rigen sus acciones y si se parece en algo a aquello que la sociedad actual necesita en estos momentos, en sustitución del previsible despecho que nos lleve a la ruina como país y como personas.
Gracias por estar.
Hola Antoni! Gracias por dejar to comentario. Es verdad que en estos momentos tengo una visión pesimista del futuro a corto plazo. También he de decirte que diferencio entre idoneidad y consecuencia lógica. El previsible resultado de las elecciones será una consecuencia lógica y legítima pero bajo mi punto de vista no será la idónea. Comparto y participo de las emociones colectivas a las que me refiero en el post y me gustaría que la sociedad española fuera constructiva a la hora de dar su opinión en las urnas, pero me temo que más bien será destructiva. Y repito que sería lógico y legítimo, aunque cuestione su idoneidad.
Gracias por participar Antoni, ha sido un placer.
JOse Luis, he leido tu post…que profundo pesimismo destila; sin dejar de estar de acuerdo en parte de tu diagnostico, alguno pensamos que no es «m…..» todo lo que huele mal
De todas maneras y si comulgamos con sus postulados…¿ a quien le extraña que muchos emigren en busca de algo mejor…y otros se quieran ir de una sociedad, un pais, que ha derivado en este esperpento que Jose Luis Serrano nos explica??
Es difícil tener una opinión peor de los españoles en general que la que reflejas en la entrada. Como muestra un botón: «un colectivo enloquecido e irritado, deseoso de actuar sin norte ante el menor estímulo», pero para que no dudes de tu propia opinión voy a poner un segundo botón: «la sociedad española votará por despecho»… podría seguir, pero voy a lo que está detrás de lo que dices: lo profundamente antidemocrático de lo que dices. Y es antidemocrático porque no respeta a priori la opinión de tantos españoles que están enfadados, mejor, indignados, que son dos formas emocionales que significan que sienten que les han quitado cosas suyas. No respetas sus sentimientos, sus emociones y por ende no les respetas a ellos. Efectivamente estamos en un estado emocional, las emociones siempre acompañan al hombre. Hay unos que están enfadados y otros están asustados y asustando. Unos quieren cambiar y otros utilizan el miedo para evitar el cambio. Casi se te puede incluir entre estos últimos dado el tono catastrofista de tu entrada. Yo en cambio confío mucho más en la gente, que no será tan sensible y formada como esa a la que te refieres en tu artículo, pero espero que sabrá defender sus intereses y los del país.
Gracias por su tiempo Sr. Esquivias y por aportar a este blog una opinión tan respetable. Seguro que sería muy edificante compartir un café. Gracias una vez mas por estar.
Es un comentario cargado de valoraciones personales, pero se agradece.
Saludos.
Bueno, José Luis, lo siento, yo procuraba citar lo que dices en la entrada porque a ti no te conozco y mis comentarios han sido por lo que he leído. Quizá deberíamos tomar ese café y poder charlar aunque no llegásemos a ponernos de acuerdo seguro que cada uno sale enriquecido con el punto de vista del otro.
«…aunque no llegásemos a ponernos de acuerdo..» es una presunción que nos limita. Yo a priori no descastaría nada.
Gracias!