Fiel a mi palabra y a la hora comprometida, os presento la entrevista realizada a Albert Bosch. Como ya os indicaba en el anterior post, llama la atención la dualidad en sus concepciones. Se autodefine como aventurero. La palabra «aventura«, según la RAE, se define como «empresa de resultado incierto o que presenta riesgos». Y aventurero, por tanto, «persona proclive a acometer empresas que presentan riesgos». Sin embargo, una de las máximas de Albert es la minimizar el riesgo al máximo, es más, yo diría (a tenor de esta entrevista y otras intervenciones) que tiene aversión al riesgo.
Albert es conocido por su faceta de empresario y como deportista, otra dualidad que sin embargo cuenta con dos denominadores comunes; el entorno donde desarrolla ámbas actividades es en la propia naturaleza. El ámbito de actuación de su labor como empresario son las energías renovables y en el que acomete sus desafíos es igualmente la naturaleza en toda su crudeza, siempre movido por un profundo respeto al medioambiente.
En ambos casos, destaca la faceta como aventurero, que surge siempre que existe un componente importante de riesgo importante, generando un estado de incertidumbre cuya gestión conforma la auténtica especialidad de Albert. En ámbos casos existe una gestión del riesgo muy rigurosa, hasta tal punto que ha generado auténticas teorías del riesgo. Cualquier de los proyectos que prepara Albert cuentan es de una envergadura considerable, en el que están involucrados equipos de especialistas, debidamente sincronizados y comprometidos para garantizar el éxito del desafío. Esta gestión de proyectos se basa en un control férreo de todas aquellas variables que conforman el desafío. Es decir, una lucha encaminada a que la aventura, denominada así por el factor de riesgo existente, deje de serlo para pasar a denominarse proyecto, en cuya gestión el riesgo se minimiza y se controlan todas las variables. Pero además, Albert ha desgajado todas estas variables, las ha medido, las ha analizado y ha escrito libros sobre ellas. Es decir, una tarea de alquimista del Exito.
En cualquier caso, os dejo con una conversación reveladora, en la que Albert nos deja entrever muchas claves de su personalidad y las razones de su mentalidad. Espero que disfruteis lo mismo que disfruté yo aprendiendo de Albert.
ENTREVISTA:
– Albert, ¿recuerdas en qué momento de tu vida comenzó a despertar en ti el sentimiento de aventura?
Lo recuerdo perfectamente… fue en el Dakar 1998, cuando me quedé solo en el desierto toda una noche con mi moto. Allí me di cuenta de que como deportista enfocado a la competición, estaba en mi etapa final y que, a pesar de haberlo intentado y luchado mucho, nunca conseguiría estar en la élite. Ello me provocó un brainstorming brutal, porqué a mí me apasionaba luchar por proyectos ambiciosos y, a pesar de ser bastante bueno, no lo era lo suficiente como para poder enfocar mi vida a ello. Fue entonces cuando descubrí que más allá del cronómetro estaba la brújula, y que más allá de superar a los demás, podía enfocarme a superarme a mi vida. Cuando descubrí que el deporte sólo había sido el medio para llegar a un fin; y este fin era la Aventura; la gestión de proyectos complejos y ambiciosos, dónde el deporte sólo era una parte, importante, pero sólo una parte, y la gestión del proyecto era lo que realmente diferenciaba el poder hacerlo o no. Ahí empecé a ser un poco “Aventurero”, e inicié una larga trayectoria de retos y proyectos.
– Podrías describirnos el primer momento de tu vida en el que decidiste afrontar un desafío? ¿Cual fue?
Depende de la escala en la que estemos, podemos hablar de muchos desafíos. Para mí fue un gran desafío poder correr mi primera carrera de trial de 3 días (los “3 Días Trial Santigosa”) en mi pueblo, enfrentándome a mis padres y debiendo prepárame para algo que me superaba en ese momento. Además, después de lograr estar en la salida, al principio de la prueba, en la primera sección del primero de los tres días, me pegué una torta impresionante y me destrocé la cara contra una piedra… pero no abandoné, ya que mi orgullo y mi voluntad en este momento estaban totalmente concentradas en el objetivo. Por ello me fui a una masía cercana, me lavé la cara, me pues gasas por todos lados, me tapé los orificios nasales con algodón a saco, y continué la carrera… la terminé y me tuvieron que operar de la nariz, trasplantándome parte de hueso de la cadera para reconstruirme el tabique nasal, pero me dieron el “Premio a la desgracia”… y quizás es el premio más importante que me han dado en mi vida. Ese premio está lleno de aprendizajes y de carácter…
Aparte de ello, el primer gran desafío fuera de lo “estándar” entre los deportistas que frecuentaba, fue participar en el Dakar. Ello me abrió la puerta a los grandes desafíos, a poder plantearme llevara la realidad muchos de mis sueños… y en eso sigo todavía.
– ¿Qué personajes fueron referentes para ti en tu infancia? ¿Los emulaste en algún momento?
En Alpinismo Reihold Messner, que era un pionero y un mostruo en el mundo de la montaña. Sus azañas y sus lecturas me hacían soñar.
En el Dakar Juan Porcar, que fue el primer español que participaba en esta carrera. Él era además periodista, y me apasionaba leer sus relatos de esta gran aventura.
En las expediciones polares, Roald Amundsen y Ernst Shakleton, pues me impresionaba su compromiso y entrega total en la realización de sus expediciones.
Nunca he pretendido ser como ninguno de ellos, pero sí que, de alguna manera, me he inspirado en ellos. Al fin, he escalado un montón y he hecho (como Reihold Messner), el proyecto de los “7 Summits” (escalar las montañas más altas de cada continente, terminando con el Everest como punto final); he participado en el Dakar en 8 ocasiones, y como Juan Porcar, algunas en moto y otras en coche; y he hecho la travesía de la Antártida hasta el Polo Sur, pasando por algunas de las pisadas que dieron cien años atrás Shackleton y Amundsen.
– Actualmente, ¿tienes referentes? ¿modelas alguna conducta exitosa de alguien e imitas su comportamiento?
Claro que tengo referentes, pero no ídolos. No me gusta idealizar a nadie. De todos modos, hoy en día los referentes que tengo están más en el estilo de liderazgo, en los valores, en la autenticidad de sus acciones, que en el querer hacer grandes hazañas para saciar su ego.
En deporte Kilian Jornet es un referente para mí por su aproximación de élite a la montaña y por transmitir unos valores de integración y respeto al medio ambiente. En liderazgo responsable relacionado con la aventura admiro y sigo mucho al oceanógrafo Enric Sala, que a través de sus expediciones persigue y consigue concienciar sobre el valor de los hábitats marinos y la creación de reservas naturales por todo el mundo. Los que no me interesan demasiado son los que sólo están sólo por la superación personal a base de machacarse el cuerpo para hacer más distancias o más barbaridades sin aportar ningún valor más allá de demostrar la propia resistencia.
– Desde niño, cual crees que es la fuente de tu motivación?
Ser el líder de mi proyecto vital. No quiero que mi vida la lideren los demás. Esto lo aplico en todos los ámbitos de mi vida, y creo que es mi motivación principal.
– ¿Qué recuerdos tienes de tu primer fracaso? Y cual fue tu reacción seguidamente?
De fracasos he tenido un montonazo, y cada vez intento recordarlos más y darles una importancia crucial en mi propio desarrollo, pues forman parte de mi exactamente igual que mis éxitos. Y no hubiese conseguido ningún buen resultado sin contar con esos otros fracasos.
Antes he contado el del “Premio a la desgracia” que me dieron en mi primer reto un poco significado. Pero el primer fracaso sonado fue cuando me pequé un castañazo impresionante llegando al ecuador de mi primer Dakar, y al romperme un brazo tuve que abandonar. Me dolió un montón, no el brazo, sino el fracaso; pues había luchado mucho para poder estar allí, y cumplir así, el gran sueño de toda mi juventud. Pero ya embarcado en el avión de vuelta a casa desde Mali, le comentaba a un periodista con el que viajaba que estaba 100% seguro que volvería al Dakar y que lo terminaría en moto. Esta determinación y este auto compromiso fue fundamental para poder montar otra vez un equipo para el siguiente año, y esta vez sí, terminar la carrera más dura del mundo del motor.
– ¿Recuerdas tus primeros miedos y cómo lo combatiste?
Recuerdo todos y cada uno de los miedos que siempre te asaltan en algunos momentos de toda aventura extrema en la que un fracaso so sólo se limita en no poder alcanzar el objetivo, sino que te puede comportar unas consecuencias fatales (incluso palmar)… pero el miedo no se combate; el miedo se gestiona, y uno debe hacer que sea su aliado más que su enemigo. El miedo es bueno si te ayuda a extremar tus precauciones y maximizar tus capacidades, si te aporta más concentración y determinación. El miedo puede ser letal o un camino directo al fracaso, si deriva hacia el bloqueo o el pánico. No me gustaría hacer proyectos con alguien que afirme no tener miedo, pero también me alejo de los que entran en pánico ante una situación extrema.
Agunos de mis momentos de miedo más potentes han sido:
- El momento del descenso de la cumbre del Everest, dónde estábamos gestionando fatal todos los elementos en relación a las circunstancias que teníamos. Estuvimos a punto de morir.
- Una noche que estuve sólo en moto en el desierto intentando llegar al final de etapa para poder mantenerme en carrera. De noche una mala caída puede ser letal porqué nadie te ve y los helicópteros o aviones de rescate no vuelan.
- El 25 de diciembre de 2011 (día de navidad para más coña), cuando estando sólo en medio de la Antártida, me encontré en una zona de grietas enormes que debí cruzar inevitablemente. Si me caigo en cualquier pequeña o gran grieta ese día, estando totalmente solo allí abajo, seguro que ahora no estaría respondiendo esta entrevista.
– ¿Crees que una adecuada gestión emocional es necesaria a la hora de abordar un proyecto?¿cual es tu experiencia en este sentido?
La gestión de las emociones es crucial en cualquier proyecto, y en cualquier fase del proyecto. Todo gran proyecto tendrá una estrategia, una planificación, una determinación de objetivos, etc… pero luego se jugará en el día a día, en cada paso, en cada instante clave. Y seguro que habrá algunos momentos en que todo estará en juego, y en el que fallar supondría un fracaso o un problema enorme. Y allí es dónde se diferencia a la gente de éxito y a la que no lo sabe alcanzar nunca, en esos momentos clave. Y para gestionarlos con eficacia, el control de las emociones es fundamental.
Y por la propia experiencia, puedo decir que siempre, absolutamente siempre tenemos que estar alerta sobre nuestro estado emocional; pues nosotros mismos somos diferentes en cada proyecto, y un éxito o una confianza proveniente de experiencia en proyectos anteriores, nunca es garantía de que no nos traicionarán nuestras emociones en el nuevo reto. Somos seres en permanente evolución, y en cambio constante, y cada momento nos supondrá enfrentarnos a nuevas emociones.
– En un proyecto importante, ¿es clave de éxito la gestión de equipos de personas, o es más importante una concienciación individual de cada uno de los integrantes?
Cualquier proyecto requiere de un trabajo en equipo, sea en la parte de ejecución o sea en la de preparación. Por ejemplo, en el Polo Sur hice el 98% del recorrido solo, pero lo inicié con un compañero (2 miembros del equipo de ejecución), y había 7 personas trabajando con más o menos dedicación durante un año (Equipo de preparación y gestión).
Luego, para que un proyecto ambicioso tenga garantías de éxito, necesita equipos verdaderamente comprometidos, no valen los equipos mediocres. Pero luego hay que tener presente que el compromiso del equipo, sólo proviene de la suma de los compromisos individuales. Cada persona tiene sus miedos, sus motivaciones, su adaptación al riesgo o decisiones críticas, su grado de perseverancia, sus capacidades, sus emociones… y sólo una persona comprometida con el objetivo para ella misma, comprometida con el equipo, con la organización y con el propósito del proyecto, sumará compromiso en el equipo global.
– En tu APP «Espíritu de Aventura», nos hablas de los 7 factores clave, Incertidumbre, éxito o fracaso, intuición, ambición, soledad y buena suerte. Cada una es motivo para escribir numerosos libros.
Efectivamente, cada uno de estos factores da para un libro tanto en lo que se refiere a proyectos profesionales, como en proyectos personales, sociales, culturales, deportivos, etc… Toda nuestra vida es una gran aventura que debemos aprender a gestionar…. O a dejar que otros gestionen por nosotros y vivirla sólo como espectadores.
– La incertidumbre genera miedos: qué consejos nos das para combatir esta emoción.
Podemos dedicar nuestras energía a protegernos de los cambios que genera la incertidumbre, o podemos dedicar nuestras energía a hacer que los cambios que necesariamente provienen de la incertidumbre, supongan una palanca para nuestra transformación, nuestra evolución, y el liderazgo de nuestro futuro. Y como la incertidumbre no es lo extraño, sino que es la norma (y cada vez más), sería absurdo centrarnos en la protección más que en la expansión. Tener este concepto claro es clave para gestionar la emoción de miedo ante la incertidumbre.
Si todo fuese certero, si nuestro futuro estuviese escrito, si supiésemos exactamente lo que nos pasaré en uno, diez o veinte años, la vida carecería de sentido, todo sería aburridísimo. En la incertidumbre está la emoción, la innovación, el aprendizaje de nuevas cosas, las oportunidades, etc…
Por ello debemos vivir con más “Espiritu aventurero” y ver en la incertidumbre la gran oportunidad de descubrir nuevos espacios físicos o mentales en nuestras vidas… este es el verdadero reto que tenemos y de nosotros depende vivirlo o no de forma apasionante.
– ¿qué es el éxito?
Es vivir de forma coherente entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos. Conseguir alcanzar o no ciertos objetivos sólo es placer, el éxito es estar conectados con nosotros mismos, con nuestro propósito vital, con nuestros motivos más sinceros, con nuestro yo más auténtico, durante el camino hacia cualquiera de esos objetivos.
– ¿Para qué sirve el fracaso?
Primero de todo, el fracaso sirve para darse cuenta que los éxitos son mucho mejores, ¿no es verdad?
Pero el fracaso aparte de una gran fuente de aprendizaje y de consolidación de un carácter para poder afrontar nuevos proyectos, es la constatación de que hemos intentado algo importante, aunque no haya salido bien.
Si hemos luchado por nuestro objetivo, y hemos hecho todo lo que debíamos hacer, el fracaso es casi inexistente aunque no lo hayamos alcanzado. Cuando sí duele es cuando ni nos interesaba de verdad el objetivo, o cuando lo hemos afrontado de una forma muy superficial, poco comprometida y sin darlo todo.
El fracaso, en definitiva, es el hermano gemelo del éxito. Son parte de una misma moneda que necesitas para avanzar hacia cualquiera de tus objetivos en la vida
– ¿Cómo percibes una intuición?
Es confiar en una capacidad de decisión que no proviene directamente de la razón. Está claro que somos algo más que cuerpo y mente… llámese energía, experiencia, o lo que sea, lo cierto es que a veces tomar decisiones sólo con la razón nos llevarían o bien al error, o bien a hacer lo que todo el mundo hace. Y lo cierto es que la razón y el sentido común, nos llevarán siempre hacia dónde va todo el mundo; pero ¿es allí donde realmente queremos ir? ¿No estaría mal escuchar a nuestra intuición de vez en cuando?
– ¿Es necesaria la soledad?
Es fundamental. Siempre queremos estar con alguien, y rechazamos la soledad. Pero cualquier proyecto, cualquier actitud, cualquier acción nace primero dentro de nosotros. Y por ello es muy necesario saber estar solos y saber dialogar y acordar compromisos potentes con nosotros mismos, antes de salir fuera a intentar comernos el mundo o comernos un plato de espagueti.
Además, la soledad buscada es muy necesaria, como aprendizaje fundamental para cuando nos vengas episodios de soledad forzada; pues la soledad no buscada normalmente viene cuando las cosas están chungas, y luego si no estamos bien conectados con nosotros mismos, difícilmente sabremos dominar la situación sin dejarnos llevar por las emociones.
– ¿Que crees que es necesario para tener ambición?
Sin ambición como lucharemos por nuestros objetivos. Para conseguir algo siempre será fundamental desearlo profundamente.
Pero no hay que confundir ambición con ser un cabrón que quiere conseguir el objetivo a toda costa, sin respetar ningún límite.
Un líder tiene que ser ambicioso, pero también y fundamentalmente, tiene que ser responsable ante las consecuencias del proyecto que está liderando.
– ¿Existe la buena suerte? Influimos algo en ella?
Una cosa es el azar puro, aleatorio; y otra es la “Buena Suerte” como concepto que define el estar preparados para que nos pasen las cosas positivas que hemos intentado conseguir. Somos nosotros los que tenemos que buscar las oportunidades, los que tenemos que prepararnos para detectarlas, aprovecharlas, lucharlas y conseguirlas. Por ello, en una parte mucho más importante de lo que pensamos, la buena suerte depende mucho de nosotros.
– ¿Que es necesario para vencer un obstáculo?
Primero estar comprometido realmente con el objetivo que perseguimos, tener clarísimos los motivos por los que queremos avanzar en esa dirección. Luego tener todas las capacidades y la actitud necesarias para poder gestionarlo. En tercer lugar relativizar el obstáculo, seccionándolo si podemos, concentrándonos en lo que podemos hacer y depende de nosotros más que lo que no está a nuestro alcance. Cuarto: confiar en nosotros, en el sentido de nuestro objetivo, en que vale la pena esforzarse. Quinto: Darlo todo, a veces sin importarnos tanto el objetivo final como el propio obstáculo, pues si no lo superamos, ya estaremos fuera del camino que lleva a nuestra meta.
– Eres referente de muchas personas, ¿qué mensaje puedes ofrecer a alguien en serias dificultades, como un discapacitado o un parado?
Que sólo dediquen el 5% de sus energías y de su tiempo en quejarse, en culpabilizar a los demás o a las circunstancias de su situación. Que asuman que ellos y sólo ellos son los responsables de liderar su vida, sean cuales sean sus circunstancias actuales. Ellos no pueden dominar el todo, pero sí que pueden y deben dominar su actitud ante ese todo.
Y al final que se hagan sólo dos pregutas: 1) ¿Qué puedo hacer yo? … No los otros eh!… ¡YO!… y cuando hayan respondido, la segunda: 2) ¿Quiero hacerlo? … a partir de allí actuar, y seguro que tu vida va a cambiar.
– Con tus aventuras, tanto empresariales como desafíos físicos, ¿buscas potenciar tu percepción del presente?
Lógicamente, en todo lo que hacemos en nuestro día a día, y más si lo que hacemos tiene una intensidad especial, es fundamental ser conscientes de lo que estamos viviendo en el mismo momento que ocurre, no en valorarlo a posteriori.
Pero esta es una cualidad que, por suerte, tengo ya bastante desarrollada y que, por hábito, por manera de ser, o por decisión propia, me es bastante fácil. Lo que busco sobre todo es la percepción de como puede afectar lo que yo hago en el presente hacia los demás, hacia la naturaleza y hacia el futuro. Este es para mí el verdadero reto que deberíamos proponernos siempre que lideremos o ejecutemos cualquier proyecto en nuestra vida.
– ¿prefieres brújula o cronómetro?
Sin duda, y por todo lo que he ido respondiendo, la brújula.
– ¿qué valores son los que guían tu conducta?
El valor fundamental es el de la prosperidad: Que buscando el beneficio propio sea en mis aventuras o en mi actividad profesional, consiga a la vez un beneficio para los demás (la sociedad) y, sobre todo para el medio ambiente.
– Superarse a sí mismo, ¿puede ser el inicio de algo?
Evidentemente, el auto conocimiento y la superación de uno mismo es el inicio de una vida plena, en la que uno asume el propio liderazgo de su aventura en este mundo. Sólo se trata de decidir si uno quiere ser el espectador de la película de su vida, o quiere ser el guionista, director y actor principal. Una elección simple en la raíz, pero algo más difícil de llevar a la práctica.
– ¿Desde qué posición mental abordas tus proyectos? ¿Utilizas alguna técnica, tal como la visualización, afirmación, etc?
Uniendo todos los conceptos que he ido desarrollando en esta entrevista. No utilizo ni coach, ni psicólogo, ni técnicas de meditación o metodología alguna. Creo en la lluvia fina de cada día más que en las grandes técnicas mentales, en ser sincero con uno mismo, y en dar importancia a la propia evolución cada día y con cada pequeña o gran acción.
Y buscar patrocinio durante más de 20 años no siendo un deportista de élite, os puedo asegurar que también le curte a uno mentalmente, eh!!
– ¿Tienes zona de confort o la has vendido?
Todos la tenemos, pero a pesar de que también me encuentro a gusto en ella puntualmente, en general, no he montado mi vida para estar sólo feliz en mi zona de confort. Todo lo interesante e intenso de la vida está fuera de ella.
– Existen dragones en tu mapa interno? ¿Cómo los haces frente?
Sí que existen, pero con el tiempo he aprendido que si no te obsesionas con ellos, y empiezas a andar hacia la zona del mapa dónde está dibujado ese dragón, cuando llegas a él o bien se difumina, o bien es mucho más pequeño de lo que parecía; a la vez que descubres una zona del mapa que no conocías y que está llena de cosas nuevas y maravillosas que podías haberte perdido si te llegas a dejar amedrentar por ese dragón pintado en tu mapa mental.
– La mente, ¿se debe entrenar?.
Sí, igual que el cuerpo. Pero yo también la entreno como el cuerpo… a base de ejercicio dosificado y a diario, y estimulándola con pequeños retos continuamente. Ni el cuerpo ni la mente la quiero entrenar a base de grandes momentos de choque puntuales. Yo no pretendo ganar medallas de oro en los juegos olímpicos, solo vivir aventura apasionantes en mi vida.
– ¿Qué recursos son necesarios para el éxito?
Solo uno mismo y su actitud y compromiso. Lo demás sólo son herramientas que se puede ir adquiriendo.
– En los lejanos momentos finales de tu vida, presientes tranquilidad o arrepentimiento de algo? En caso de arrepentimiento, de qué tipo sería?.
Esta pregunta mueve mi vida… y creo que no habrá demasiado arrepentimiento. Me sabe mal ser tan poco modesto en esta pregunta, pero si de algo estoy orgulloso es que no he tenido nunca miedo a responderme a esa pregunta. Y creo que es una pregunta que nos deberíamos hacer todos a menudo en nuestra vida, pues permite visualizar cual puede ser el verdadero sentido que decidimos dar a nuestra vida.
Supongo que si me arrepiento de algo, no será lo típico que podría responder mucha gente… de lo que no he hecho o de no haberme arriesgado lo suficiente (pues he dedicado mi vida a hacer realidad todos los proyectos que he podido y no he dudado en arriesgarme si ha sido conveniente). Si me arrepiento de algo será de haber hecho daño a alguien, de no haber respetado a los demás o al medio ambiente, y de haber trabajado y luchado sólo para mí. Por ello, y haciéndome esta pregunta una vez más, intento enfocar mi vida para que no tenga que arrepentirme de ello. Será chulo el momento de morir si realmente puedo decir aquello de “Me ha valido la pena vivir”
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Gracias infinitas Albert, y gracias infinitas a vosotros por estar.
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