José Luis Serrano

2 2 22. Realidad y Verdad.

La gente tiene mucho talento. Y yo disfruto mucho cuando lo tengo cerca. Hoy me decía mi amigo Manolo, con quien he tenido la suerte de comer y que es un gran retratista, que antes de liarse con la faena necesita conectar con el retratado para entender cómo encarar el cuadro. Me ha suscitado mucha curiosidad este ejercicio de introspección previo, mediante el cual se produce una especie de acuerdo entre partes. Lo ha llamado enfoque, pero yo creo que puede tratarse de algún tipo de información que le aporta la convicción de que ha elegido la manera idónea de afrontarlo. En la escritura sucede que uno busca el punto de vista desde el cual narrar un acontecimiento, de modo que una escena en una habitación podría enfocarse desde diferentes ángulos y seguro que, sino todos, muchos serían validos. Sin embargo, hay uno que aporta esa conexión en la que se dispara la creatividad.

Hace años conocí a mi amigo Andrés, un artista excepcional del que aprendí muchas verdades. Yo calculo que a mis veinte años, él me doblaba la edad, aunque nunca la mencionaba. Tenía cierta inquietud por enseñar esas verdades. Conforme pasó el tiempo fui descubriendo que esas certezas suyas eran en realidad Verdades clásicas. Era habitual que en las conversaciones utilizara citas de personas célebres, y no necesariamente cortas, sino también largos párrafos de grandes obras. Un buen día pude escuchar de su boca lo que podría ser un capítulo del Lazarillo de Tormes. Hablaba como recitaba y viceversa, de modo que yo no llegaba a discernir muy bien si me hablaba o me interpretaba alguna escena, que yo escuchaba para intentar adivinar el título o para continuar la conversación, según el caso. Era un sabio, estoy convencido.

Su gran ambición era escribir un tratado de la pintura. Lo tenía todo listo y estaba determinado a conseguirlo. Un día me enseñó un muestrario de pequeños tarros que contenían pigmentos con cada matiz de color. Eran cientos de diminutos botes de plástico, etiquetados con un código. Sus bocetos no eran convencionales. Antes de iniciar una pintura, plasmaba en la tabla una especie de entramado de galerías, como tuberías enredadas que se cruzaban entre sí. Una maraña de cilindros flexibles que se entrelazaban unos con otros y que él decía que eran las galerías de la luz. Luego, con paciencia infinita, comenzaba a dar color a aquellas tuberías que, al cruzarse unas con otras, hibridaban sus tonalidades. Siempre desconfié de aquella técnica, pero cuando un mes más tarde vi de nuevo el cuadro, no tuve ninguna duda de que aquello era una joya. Sentí vértigo y comprendí, sin necesidad de explicaciones, que aquel método hablaba de la luz y era infalible. Era un simple bodegón. Su humilde habitación, llena de trastos, un plato, una taza y una naranja. Estaban situadas frente a una ventana por donde recibía un gran chorro de luz. Cuando lo recuerdo, vuelvo a sentir vértigo. Como si fuera una realidad sobreestimulada, hormonada. Fue un maestro y le echo de menos. Al cabo de los años nos distanciamos y ya nunca supe más de él, a pesar de haberlo intentado. A menudo pienso que Andrés no fue real, sino un vehículo que sirvió para que yo aprendiera ciertas cosas, pero esto ya es otra historia.

Hoy es 2 / 2 / 22 y tenía ganas escribirlo. Un día como hoy, twitter dice que la noticia más comentada vuelve a tener relación con el conflicto en Ucrania y con el envío de tropas americanas al epicentro. El segundo lugar lo ocupa el hashtag #Barbados, ya que el presidente argentino, al que le está cayendo la del pulpo, comentó que le gustaría acudir al mencionado paraíso fiscal porque lo están pasando mal, como si no tuviera por dónde empezar en su país (según los comentarios, Dios me libre). Y en tendencias, en #Secret2F creo que se comentan las peripecias de un grupo de jóvenes de diverso pelaje, encerrados en una casa. Y en segundo lugar se encuentra #SecretGala3, que es un hashtag de lo mismo pero distinto. Ustedes vosotros me disculparán la licencia de no tener que indagar para explicar, pero creo que debe ser la escenificación de una ejecución pública, que no púbica. Es decir, de alguna expulsión que será sometida al veredicto del respetable.

Gracias por haber llegado hasta aquí.

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