José Luis Serrano

Surfeando sobre la cuarta revolución industrial

Estoy teminando de escribir una novela cuya trama ronda en torno a la manera que una empresa familiar encaja todos los cambios que estamos experimentando y provocados por el cambio de era que vivimos. Durante todo este periodo se ha utilizado la palabra crisis y la hemos entendido como un periodo en el que se han derrumbado expectativas, posibilidades y han desaparecido los recursos, pero lo cierto es que no ha sido así. Lo único que ha ocurrido es que los recursos nos los han cambiado de «sopetón» y cuando ha bajado la marea nos encontramos con la realidad del momento, una sociedad acomodada y acostumbrada a una rutina en la que las cosas venían solas.

El cuadro «Ciencia y Caridad» de Pablo Ruiz Picasso refleja este concepto como ningún otro. Se dice que los modelos que aparecen son él mismo de pequeño, en brazos de una monjita ante su madre enferma en sus últimos días y su padre mirando las horas, recreando al doctor. Los tiempos jóvenes miran con cierto dolor y temor cómo se esfuman los más maduros según la única ley de vida existente. Sin embargo, la vida no se interrumpe sino que se transforma. La historia del cuadro no acaba ahí, ya que se trata del último cuadro realista de Picasso. Tras presentarle a concurso y no recibir las críticas esperadas, el propio Picasso decide subirse al carro de las nuevos tiempos pasandose al «Cubismo«, suponiendo este cuadro el último de la estética academicista del momento. Todo parece indicar que fue todo un éxito. Es decir, un cambio exitoso motivado por la necesidad a la que empuja un fracaso. La vida se transforma, no termina.

En el caso de la era digital en la que estamos inmersos y en la que la materia prima más demandada es la información, la única salvación pasa por la comunicación y el diálogo con la sociedad. Formar una de las partes claves de este proceso de comunicación es determinante a la hora de encontrar el éxito. Hoy nos encontramos ante la incipiente instauración en la sociedad de la Inteligencia artifical. No hemos sido capaces de aprender la inteligencia emocional y ya debemos aprender a convivir con robots. Incluso ya somos capaces de crearlos en unos minutos y en un futuro podremos imprimirlos en casa según las necesidades que vayamos teniendo. Los británicos ya han pensado sustituir con robots a los empleados que se marchen por culpa del polémico Brexit. Incluso ya está planificada un sistema de reparto a través de drones que revolucionará la logística y un nuevo servicio de taxi volador. La conocida moneda virtual Bitcoin que en su día todo el mundo aceptaba como ciencia ficción ya está dando muchas alegrias a sus inversores y todo parece indicar que se acelerará su imlantación gracias a la inminente descentralización provocada por las nuesvas TICs y al Blockchain. Si unimos el Big Data, con Blockchain, la moneda virtual y el próximo gobierno artificial a través del IOTs (Internet de las cosas) la mezcla puede aumentar aun más la temida brecha social que esta, la cuarta revolución industrial, está provocando.

Ante esta oleada, ¿que podemos hacer para no caer en los abismos de la brecha de este terremoto? No cabe duda que debemos volver a hacer lo que los científicos siempre han indicado sobre la evolución de la especie humana. Sobrevivirá quien sea capaz de adaptarse más rápido y sepa surfear esta gran ola que se nos ha presentado de repente. La adaptación requiere de un cambio de actitud para pasar a un estado totalmente proactivo. En momentos como estos solemos retraernos y dejar de invertir en formación y es precisamente ahora cuando más necesario es, ya que debemos conocer todas las alternativas a nuestro alcance para actuar con rapidez y determinación. La formación debe ser ya permanente porque la incertidumbre ha venido para uedarse. La incertidumbre es un estado mental y como tal hay que tratarla. Para ello hay que trabajar y entrenar a la mente, la gran olvidada y la que será capaz de provocar una adaptación o todo lo contrario. De hecho, una de las profesiones emergentes en este momento son los «learning advisor«, figuras que tutelan y facilitan los procesos de transición obligados por la digitalización repentina.

La estrategia debe ser adaptativa en un primer momento, si bien debemos ser capaces de identificar rapidamente nuestras fortalezas (es dificil ser conscientes de ellas), nuestras fuentes de ventaja competitiva, aquellas que nos proporcionen ventajas en forma de coste, ubicación, relación, etc, identificar el nicho de mercado objetivo y adaptar entonces la estrategia hacia alguna más ofensiva. Las estrategias erróneas pasan por intentar mejorar nuestras debilidades y competir a precio en un mercado en el que no somos especialistas. Solo podremos surfear esta ola con nuestras mejores tablas, desde las fortalezas. Siempre tendremos una fortaleza para un mercado.

Cualquier mariscal debe conocer antes el campo de batalla. No podemos desconocer el entorno en el que nos movemos, que cada día es más global y virtual. Debemos solapar y comparar el entorno con el intorno (fortalezas y debilidades) y descubrir esos nichos en los que tenemos cabida.

Por tanto, tenemos ante nosotros una ola con una estructura digital:

En cuanto a los recursos de los que disponemos para disfrutar surfeando está gran ola, hablaré del primero y más importante de todos y detonante del cambio tan urgente y necesario. Las emociones. Parece un tanto naíf hablar de nuestras emociones como recurso principal para abordar este gran tsunami que tenemos ante nosotros. Pero la realidad confirma que la principal reaccion de la sociedad ante esta oleada de cambios está siendo la paralisis y ausencia de reacción y adaptación. La decisión de adaptarnos debe ser urgente y solo pasa por la asimilación mental de la nueva realidad y la adopción de una actitud proactiva capaz de identificar esos recursos de los que no era consciente para surfear la ola por la superficie y no ser engullido por la oscuridad de la cueva.

Las emociones pueden ser nuestros aliados. Un entrenamiento mental adecuado puede provocar grandes cambios en nuestra fisiología. El resto de recursos tienen un coste muy reducido. Google es gratis, internet no supone grandes inversiones, no se necesitan locales ni almacenes, los nuevos sistemas de comunciación como wsp están al alcance de cualquiera y todo esto permite presentarnos ante el mayor mercado del mundo: el global.

Para ello es necesario presentarnos en sociedad, hablando de nosotros mismos, contando nuestra historia y proponiendo un producto sugerente. Sin una adecuada presentación nada sucederá después. Todo el mundo tiene una historia sugerente que contar y una propuesta que realizar. Y tenemos la posibilidad de realizar propuestas bajo el producto minimo viable, con minima inversión,  a partir del cual crecer. Hay ejemplos maravillosos de grandes exitos que son modelos a replicar facilmente.

Las cumbres más altas se han abordado desde un pequeño paso, el primero. Y la principal herramienta ha sido una adecuada mentalización. Muchos naufragan antes de empezar aunque sean poseedores de los mejores equipos. Presentarse en sociedad, dialogar con el mercado contando una historia puede evitar una caída al abismo de la brecha social que esta ola de cambios está rovocando. No habría que morirse sin hacer sonar esa música que llevamos dentro. Podría ser un motivo mas de arrepentimiento.

La ola de la foto es de este verano, en la Costa Brava (Pals), un maravilloso y diminuto pueblecito con muchas fortalezas que explotar, capaz de atraer flujos de turistas de todo el mundo. En su día, este pequeño pueblo tuvo que decidir si renovarse o dejarse llevar por los oficios tradicionales. Una estrategia acertada les abrió al mundo. En la foto se nos puede ver a lo lejos a mi hijo y a mí disfrutando de las olas. Sin duda fue uno de esos momentos  que constituirán un registro de felicidad en mi memoria.

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