«El chapuzón en aquellas aguas tan frías les dejó bastante relajados. Solo la tensión continuada del cuerpo para combatir el frío les hizo consumir muchas energías. Se tumbaron al sol, sobre las toallas extendidas en las rocas. Podían observar cómo navegaban las escasas nubes y se perdían tras las copas de unos arracimados árboles a ambos lados de sus cabezas, separados…