Estos días atrás, en una de mis visitas al supermercado de la zona, tuve la suerte de ser recibido por un anfitrión muy especial. Alguien con apariencia adorable y entrañable, adiestrado para provocar ternura entre los visitantes. Hay que reconocer que aquel recibimiento provocó en mí sorpresa, ternura, distensión y confianza. Se llamaba Pepe y…