“…disfrutaba cada domingo por la tarde, casi anochecida, sobre todo cuando me adentraba en la estación de metro de Albert Station. Era una delicia abandonar el bullicio descontrolado de la ciudad, mientras descendía por las escaleras mecánicas, adentrándome en las misteriosas galerías que desembocaban en mi andén favorito. Allí solía desconectar del caos y me…