José Luis Serrano

Vivienda; “a calzón quitao”.

”A calzón quitao” es una de esas fórmulas magistrales para expresar algo contundente de manera tan concisa como enfática y sale a colación en ese momento en que ya no se pué aguantar más. La popularizó el maestro Rajoy, junto a otros grandes éxitos como aquellos versos dedicados a su tractor y al diputado Aitor. Uno intenta siempre encontrar la viabilidad a las elocuentes propuestas de cada uno de los aspirantes a gobernar, aunque para aquellos que ya lo han hecho durante una, dos o más legislaturas sea casi imposible explicarse cómo se hubieron olvidado de la variable del tiempo en sus fórmulas mágicas; que después de tanto tiempo gobernando no hayan surtido efecto; algoritmos electorales ineficientes. Llega entonces ese momento en el que uno adquiere consciencia de que han sido estrategias de entretenimiento y nos decimos las cosas como si estuviéramos frente a frente, con las vergüenzas al aire y, sin nada que esconder, cantamos las verdades del barquero.

Nuestro presidente del gobierno presenta ahora una iniciativa mediante la cual pondrán a disposición de la gente más viviendas que demandantes; que va a arrancar del SAREB todas esas moradas que parece que hubieran estado custodiando con celo y relamiéndose por el gran botín que han venido atesorando. “Alma de cántaro”, si esas viviendas han estado ahí disponibles para todo el que las desee, ¿cómo es que hasta ahora nadie las haya querido? ¿No es un poco extraño? Podrían haber estado demasiado caras, algo que extraña soberanamente porque cuando alguien tiene algo durante tanto tiempo y su única misión es liquidarlas, lo lógico es que adecúe el precio a la demanda. Pero aun suponiendo que los ejecutivos de la SAREB hayan sido miopes, ¿no parecería más lógico que el gobierno decidiera subvencionar al comprador sin recursos antes que “expropiar” o construirlas de nuevo, evitando así volver a fallar en lo que a la variable del tiempo se refiere?

Resulta además que las competencias en materia de vivienda no recaen en el gobierno nacional, sino en la administración local/regional. Es en este punto cuando vuelvo a quitarme los calzones y cantar al barquero a pleno pulmón. ¿por qué el Ayuntamiento saca a subasta parcelas para construcción de viviendas provocando el encarecimiento final de las viviendas a la venta de modo que la adjudicataria termina renunciando a dicha promoción porque no hay compradores capaces de pagar esos precios? La tentación es criticar al promotor privado acusándole de querer lucrarse a costa de la gente sin recursos, sin tener en cuenta que él, el promotor, es el primero en asumir un gran riesgo pagando por anticipado al alto precio de la parcela.

Suele pasar inadvertido que, en este negociado, es el Ayuntamiento el primero que gana sin correr riesgos, el primero que cobra y luego que se las entiendan con los ciudadanos. En esta cadena de valor del negocio inmobiliario, el eslabón que representa el Ayuntamiento es el que inicia dicho negociado, el que gana seguro y el que determina el precio de las viviendas resultantes. Es decir que, si decidiera ceder gratis al promotor la parcela para destinarla a viviendas para jóvenes (por ejemplo) estas resultarían asequibles por dos vías, la del precio final, y la del plazo de financiación, puesto que un joven sí puede alargar el plazo de amortización. Si esto está en manos del Ayuntamiento, ¿por qué no se hace? Es imposible predicar y dar trigo. En mi barrio dicen que no se puede soplar y sorber al tiempo. Yo lo he intentado y doy fe, porque puede terminar saliendo la horchata por los agujeros de la nariz.

Pensemos “fuera de la caja”.

José Luis Serrano Cebrián.

Responsable Innovación y área verde.

Primero Toledo

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