Me encanta la palabra bonhomía. Hubo un grupo musical que copió ese sentido que otorga una especie de estado a la cualidad, aunque se trataba de otra muy distinta. Era «Locomía» y muchos lo hemos bailado allá por los 80. Pero no, yo me refería a «bonhomía«, que en definitiva quiere decir algo muy similar a «buen ser humano«. La RAE lo define como «afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento«. Me serena mucho leer esta definición porque hace que sienta esas cualidades y eso es un buen entrenamiento.
Hoy, 20 de febrero, hace ochenta y tres años que falleció un hombre bueno. Un gran hombre bueno. Decía Antonio Machado:
«Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy,
en el buen sentido de la palabra, bueno».
Y casualidad o no, hoy he tenido el placer de pasar por la televisión cmmmedia y conocer al periodista Alfonso Hevia. Un gran tipo al que doy las gracias por su atención y por hacerme saber lo intrigado que está con «La cuarta semilla». Debo decir que minutos antes de la entrevista me reconoció que no había terminado de leérsela pero me rogó que no le desvelara el final, porque esta misma noche se la acabaría. Grandes profesionales tiene este medio y debo decir que desempeñan una profesión mucho más exigente de lo que parece. La tiranía de la actualidad. Dejo por aquí la entrevista para quien quiera disfrutar de esa parte del programa «Estando contigo» y ya de paso, también de algunos secretos de «La cuarta semilla». Gracias.

