Me dispongo hoy a ser un poco más feliz. Los niveles de felicidad son variables y pocas veces se pregunta uno por las fuentes de este combustible. No estaría mal que hubiera algún surtidor cerca de casa para llenar el depósito cuando hiciera falta, pero a falta de estas estaciones voy a ver si lo puedo fabricar yo. Indago en Internet y leo que existe un compuesto hormonal en nuestro cuerpo que es el causante de la felicidad: E.D.S.O. Resulta que teniendo este cuerpo bien nutrido de endorfina, dopamina, serotonina y oxitocina podría alcanzar un estado de cierta plenitud. Entonces, si soy capaz de acumular un 1 % más de felicidad cada día, según la teoría de la bola de nieve, que guarda gran relación con la fórmula del interés compuesto, al cabo de un tiempo alcanzaré tales niveles de felicidad como granos de arroz tuvo que pagar Sheram, rey de la India a Sessa, el creador del ajedrez, en agradecimiento por aliviar su estado de ánimo tras la pérdida de su hijo. Seré entonces inmensamente feliz.
Este es el momento en el que aparecen mis amigos de ciencias de la salud y me piden el carnet para poder seguir hablando de niveles hormonales. Pero asumo el riesgo y lo haré de manera clandestina. Hay una manera eficaz de obtener un chute de E.D.S.O. y es mejorando mi productividad personal. Pero la cierto es que es una tarea que me llevará cierto tiempo y no me gustaría tener que dedicar cada día unas pautas para alcanzar esta mejoría. Además, la segunda es más divertida, dónde va a parar, ya que las redes sociales se han convertido en un yacimiento ilimitado de estos elementos tan necesarios. Son el invento perfecto.
El doctor Paul J. Zak dice que operar con twitter y Facebook aumenta los niveles de OXITOCINA, que es la hormona del amor del cariño y la felicidad, nada más y nada menos, que son emociones o sentimientos (según corrientes) de la misma familia y lo hacen en la misma medida que las caricias, besos o abrazos. ¡Genial! Además no necesito a nadie. Además, hoy me he levantado con cierto desasosiego, por lo que debo estar carente de DOPAMINA. Ya entiendo por qué mis niveles de motivación y deseo están por los suelos, así que iré a por una ración copiosa y no estoy dispuesto a seguir haciendo el famoso ayuno de dopamina que predican en Silicon Valley. Chanath Palihupitiya, que nació en Sri Lanka y fue uno de los directivos de Facebook que diseñaron esta estrategia hormonal, dice ahora que conseguir esos likes nos dispara la dopamina. Él fue el creador, así que le haré caso. Pero creo además que necesito algo de SEROTONINA, porque me noto últimamente algo carente en deseo sexual, debo estar grave, y bastante reacio a las relaciones sociales. Dice la investigadora Dar Meshi que las redes sociales son un yacimiento sustancioso de esta hormona y que las tendremos a disposición cada vez que recibamos feed back de nuestros seguidores. Y para mis dolores de lumbago, que tanto a veces me impiden estar exultante, pues Katerina Johnson, de la Universidad de Oxford nos explica que las redes sociales más grandes son fuentes de endorfinas y por ende actúan como inhibidores del dolor. No olvidemos que la endorfina tiene un poderoso poder analgésico, más potente aún que la morfina.
En conclusión, que me ponga usted cuarto y mitad de redes sociales para venirme arriba. Mañana Dios dirá.
Fuera de broma, hay otras maneras de conseguir estas hormonas de la felicidad en dosis equilibradas y sobre todo que nos aseguramos que las conductas que generan su dependencia sitúen la proa de nuestra nave rumbo a nuestros objetivos. Esto provocará un circulo virtuoso y no vicioso. Una de esas formas es mejorar nuestra productividad personal. El simple hecho de tachar una tarea al concluirla es un chute similar al de una oleada de likes, lo que impulsa a querer abordar la siguiente.
Las redes sociales son un gran invento siempre que se haga un uso correcto de ellos. Y para que aprendáis cómo hacerlo de manera adecuada, acudir a mis perfiles y comprobar cómo NO debe hacerse. No soy experto más que en curiosear en las buenas fuentes.