Una vez más he tenido el privilegio de escuchar a Jesus Cochecgrus. Esta vez virtualmente, gracias a WOBI. Hace tres años tuve la oportunidad de charlar con él minutos antes de que saliera a un escenario ante cientos de empresarios de todo el mundo. Es un gran conferenciante capaz de entretener a la audiencia con palabras cargadas de significado. Ha liderado el sector de los videojuegos y ha instruido ampliamente la materia en las áreas de Marketing, Ventas, Formación y Entretenimiento para compañías como Nike, Coca-Cola, SIEMENS, Continental Corporation, Hewlett Packard, Volkswagen y Audi, entre muchas otras. Se nota claramente que su ámbito es el de los videojuegos porque realiza paralelismo entre la realidad empresarial y la de los videojuegos.
Nos transmitió que la crisis actual ataca tres de los niveles de la pirámide de Maslow. El plano fisiológico (salud), el plano de la seguridad (pérdida de trabajo) y plano social (confinamiento obligado). por tanto, es un hito relevante en la historia de la humanidad. Sin embargo, esta pausa puede ser una oportunidad única, es un gran poder que nos regalan. Es como un «comodín» o una «vida» en un videojuego, en el que se para la pantalla y da tiempo para pensar para redefinir la estrategia y poder liberar a la «princesita secuestrada». Al igual que en un videojuego, hay amenazas en forma de «fantasmas» o «monstruos» que en la realidad pueden ser las pérdidas de empleo o el contagio del virus; también hay un objetivo, «liberar a la princesa» (salir indemnes y reforzados de esta crisis) y hay una estrategia que requiere un 100% de compromiso, concentración y no olvidar nuestra misión.
Realizó algunas preguntas de las que merecen una parada: durante esta pausa que nos han regalado, ¿estás aprovechando para mejorar competencias en casa?¿qué nuevas destrezas estás aprendiendo? No puedes pensar que al salir de este confinamiento te servirán las mismas destrezas con las que te encerraste. Y tampoco puedes pensar que las mejorarás cuando todo esto pase. Hay que decidir en qué eslabones de tu cadena de valor vas a invertir y en cuáles pedirás ayuda. La ausencia de estrategia se traduce en acciones irrelevantes que son improductivas y además cuestan dinero.
Las claves del presente que nos presenta Jesús son la agilidad (cada vez más expertos hablan de este aspecto), el contenido, la digitalización y sobre todo tratar de no ser oportunista en estos momentos. Como en todos los videojuegos, los desafíos deben ser retadores pero sobre todo alcanzables. La única manera de terminar la partida es saber que te vas a entretener porque te desempeñas en un nivel acorde a tu experiencia. Si los objetivos son demasiado ambiciosos, el juego acabará pronto para ti «GAME OVER«.
Claridad operacional: El teletrabajo nos ha obligado a hacerlo desde casa y esto ha supuesto en muchos casos una mezcla de espacios y ambientes, lo que provoca una disminución de la concentración. Hay que fomentar un ambiente espiritual adecuado en el que nos movamos con confianza y sin estrés.
Los principales «monstruos» de este videojuejo del coronavirus son :
- Miedos: que no son ni buenos ni malos, sino que hay que gestionarlos con voluntad de afrontarlos.
- Zona de confort: No podemos afrontar el día a día con pijama, sin asear y vagando por la casa. Debemos evitar la comodidad del hogar y dedicarnos con cierta tensión a trabajar.
- Indecisión: Decide. No importa que falles, pero falla rápido, barato y ajusta. Hay que reinventarse y eso requiere que te prepares, que dispares y luego apuntes.
También debemos ser conscientes de que no hay dinero, pero de esto ya tenemos experiencia de la anterior crisis. El dinero se ha recogido, sin embargo hay más que antes. Búscalo. No podemos ser «egolastres», sino que es momento de actuar en comunidad.
Y no nos olvidemos del propósito. Rescatar a la «princesita» es el objetivo del videojuego y nosotros tenemos que mantener en mente nuestra princesita, esa que nos mantenga en vilo mientras trabajamos. Y en estos momentos es importante que sea un objetivo comunitario porque en esta crisis o ganamos todos o perdemos todos.
Yo me referiré al miedo con mis palabras:
Qué extraño. Nunca antes había parado. Durante años ha estado conduciendo por esta carretera pero nunca antes se detuvo. Desde mi casa se puede ver perfectamente cada coche que pasa. No se me escapa ninguno. No es que pasen mucho, de hecho somos cuatro vecinos aquí. Pero es que no tengo otra cosa más entretenida. Allí, donde tejo, tengo la ventana al lado y cuando oigo un coche, sé quien es. De oído ando fina, gracias a Dios, aunque de vista no tanto. Si Dios me diera a elegir, preferiría mejor vista, para seguir tejiendo. Me pasan las horas con el ánimo templado. Me calma mi humor.
Pero esta vez paró y decidí salir al jardín. Dejó el coche a un lado de la cuneta pero no fue para orinar, ni nada así de urgencia. Se adentró entre los árboles y no le vi salir, así que cogí mi bastón y me vine. ¿Cuándo iba a tener otra oportunidad así?
No le dije nada, solo aparecí. Y se asustó. Claro, verme aquí, con estas pintas. Una imagen de una viejecita que dibuja una enigmática silueta apoyada en un bastón. Reconozco que me he regodeado esperando hasta encontrarme con su reacción y no me ha defraudado. Yo creo que en realidad lo buscaba, porque si no, ¿para qué para nadie en mitad de la carretera, frente a un bosque en los albores de la noche? ¡Con este frio! A mi no me da miedo ya nada porque a mi edad una sabe que detrás del miedo ya no hay nada. Es cuestión de darle un tirón al velo. Pero los jóvenes son muy asustadizos porque se creen que lo perderán todo, cuando en realidad no tienen nada todavía. Tanto que antes de perderlo, muchas veces lo sueltan para salir corriendo.
- ¿Quién es?
Me pregunta que quién soy. Mal comienzo; si lo estoy olvidando. Y además, es muy largo eso. Yo no contesto, No servirá. El joven se queda parado pero yo sé que espera que siga la función. Por las mañanas suele pasar por esta carretera muy rápido. A esas horas su cabeza está ya en el trabajo. Además, la hierba fresca y la luz del sol penetrando entre los troncos no tiene misterio. Pero al anochecer suele conducir despacio. Entre los troncos ya no hay más que una nube oscura y eso siempre llama la atención.
Es valiente, porque al menos lo ha intentado. Se mueve y avanza como si estuviera buscando algo entre la maleza. Camina despacio hacia mí y parece querer rodearme. Su cabeza está inclinada hacia el suelo pero mantiene sus ojos clavados en mi silueta.
- Buenas noches. -Me dice hacia adentro-.
- Buenas noches. ¿Buscas algo?
- Vivo allí. Estoy paseando.
- ¿Te llama algo la atención?
- No, bueno. ¿Es que vive usted por aquí?
- Allí. –Señalo con el bastón-. Dime, -continúo- ¿qué sientes?
El joven dejó de caminar y me miro de frente. Bajó sus brazos para enfrentar aquella respuesta.
- Miedo –respondió-.
- Y ¿entonces? ¿por qué paras y sales del coche? Dices que vives ahí.
- Porque llevo años queriendo dar este paso.
- ¿Qué paso? –miré sus pies que se perdían entre la hierba-.
- Adentrarme en estas tinieblas –movió sus brazos como mostrando la oscuridad-.
- ¿Y..?
- Joder, pues estoy… cagado… y usted…
- Yo, ¿qué?
- Me asustó, ¡joder!
- Jajaja, si soy una viejita que teje todo el día frente a esa ventana.
- Pues eso no es lo que se ve desde aquí.
Adelanté mi mano y le dije:
- Ven, dame la mano. Acompáñame a mi casa. Está demasiado oscuro.
El joven se acercó a mí despacio y me dio la mano. Anduvimos a tientas hasta casa. Mis manos suelen railar pero su temblor eclipsó mi debilidad. Al llegar a la puerta de casa me volví y le dije:
- Eres valiente.
- Ahora sí –miró para un lado, como buscando el coche-.
- Muchos no paran nunca. -Me miró, sonrió y bajó la cabeza en señal de despedida. Inició la vuelta al coche con pasos más relajados-. ¡Vuelve por aquí! Tengo algo que contarte.
Me encantó. Gracias Jose Luis Serrano por compartir tus experiencias y pensamientos. Un abrazo.
Feliz día.😘
Gracias a ti Luisa por tus comentarios. Buen día 😘