«Las uvas de la ira» es una novela de John Steinbeck, considerada una de las imprescindibles en la historia de la literatura universal. Sin ánimo de calificar la novela, me limitaré a decir que he disfrutado mucho de ella y esto ha sido posible, en mi caso, a la magistral descripción de los campos y paisajes por los que trascurre la trama y principalmente a las reflexiones, conceptos e ideas que el autor introduce mediante los diálogos y en descripciones de hechos que pueden parecer intrascendentes.
La historia narra las experiencias de una familia de Oklahoma, compuesta por tres generaciones, que han vivido tradicionalmente del cultivo de las tierras. Sin embargo, el país vive una profunda transformación tras la crisis de la Gran Depresión.
Notas que me han llamado especialmente la atención:
- Cómo una familia convencional norteamericana, con una vida estable y apacible en la granja, totalmente integrada en su ámbito, pasa paulatinamente a convertirse en un grupo de apestados, de casta inferior, tratados como extraños y extranjeros en su propio país y causantes de todos los males de la sociedad instalada y aburguesada. Todo es posible y nada es definitivo. Todo puede cambiar radicalmente y la realidad no emite señales de advertencia. En poco tiempo, la vida te sitúa en el extremo contrario sin que nada puedas hacer. Y es que los efectos colaterales de cualquier crisis económica y/o social alcanzan a uno irremisiblemente.
- La gran similitud de aquel momento con el recientemente sufrido en la mayor parte del mundo occidental. En aquel entonces, allá por 1930, se vivió una revolución industrial propiciada por la irrupción en el ámbito industrial del combustible fósil y en la época actual estamos todavía viviendo los efectos de una nueva revolución industrial, la digital, que acarrea profundos cambios sociales. Los efectos son los mismos. Desnaturalización del trabajo, desocupación laboral, desahucios, emigración, rechazo e incluso racismo. La lectura de esto es que volverá a ocurrir sin remedio y debemos estar preparados porque pudiera ocurrir lo que a la familia Joad de la novela. Podemos percibirnos como parte integrada y privilegiada de una sociedad, pero en cualquier momento cualquiera puede verse desplazado al borde del abismo e incluso verse engullido por él en poco tiempo y sin percibir las señales.
- Bajo mi punto de vista, el autor emite varias señales de sabiduría a lo largo de la novela. Introduce varios mensajes profundos bajo formas inocentes. Son mensajes que hacen referencia a la idea de que todo ser humano es parte de un todo y su conducta afecta y es afectada por el todo de la humanidad.
Nuestra alma es parte de un alma colectiva. Hacer referencias constantes a la conducta humana cuando es reprimida.
Ese alma colectiva se comporta como las aguas torrenciales que bajan de las montañas tras una larga tromba de agua. No hay presa capaz de contener su fuerza y anega los campos silenciosamente arrasando todo lo que encuentra a su paso. Y no hay tortuga que no intente volver a su hábitat tras ser capturada. Lo hará lentamente, sin aspavientos, pero su configuración natural la empuja a buscar su medio constantemente.
- La novela acaba magistralmente. El autor nos da un claro ejemplo de cómo el ser humano tiene un profundo sentido de la supervivencia y describe una de las maneras más bellas, tiernas de sobrevivir.
La vida sobrevive como las cebollas, gracias a las capas que la envuelven, gracias a nuestra capacidad de generación.
Como conclusión, leer esta novela es comprender por qué la justicia italiana quiere
Creo que se trata de una novela muy recomendable y es de las que hacen crecer a uno, gracias a los conceptos que introduce.
Fotografía de la gran Dorothea Lange, quien retrató magistralmente la realidad social en Estados Unidos tras la gran depresión.