Me gusta contemplar las obras del ser humano, al tiempo que me agobia un poco lo efímeras que pueden llegar a ser y lo que hay que trabajar periódicamente en su mantenimiento, si queremos evitar que la naturaleza lo engulla. El hierro se oxida, la madera se pudre, las aceras de las urbanizaciones se agrietan y de ellas crece a maleza. Nos pongamos como nos pongamos, la naturaleza termina conquistándolo todo irremediablemente y al fin y a la postre, es lo que permanece.
Y es que estamos gobernados por las leyes universales que todo lo moldean. Todo lo que nos rodea está condicionado por la influencia de estos códigos ocultos. Las mareas, los ciclos de la luna, las formas geométricas de la naturaleza, etc, son muestras de que nada es fortuito y que todo obedece a cierto orden establecido que condiciona, no solo las formas físicas, sino que pudiéramos pensar que también condiciona nuestro entendimiento.
Haciendo un paralelismo con esta reflexión, intuí cierta relación con algo que escuché en
Escuchando esta historia asocié las emociones con la vegetación. Todo lo conquistan poco a poco. El musgo no tiene nada que ver con la roca, pero lo envuelve. Las emociones no guardan a priori relación alguna con una antena, pero terminaron conectando en la persona de Neil. En definitiva, todo fluye gracias a las leyes universales que gobiernan dentro y fuera. Así de simple.
Las emociones pueden llegar a ser como la vegetación de las personas y…
…tarde o temprano conquistan nuestras mentes. De nosotros depende que seamos invadidos por simple maleza o por un musgo fresco.