¿Cómo procesamos la realidad? ¿Pensamos o somos pensados?
La mayoría de las veces utilizamos formas erróneas de resolución de problemas o dificultades. Ningún problema puede resolverse desde el mismo plano en el que se originó. Es bastante conveniente darse cuenta de esta circunstancia o caeremos en lo que Einstein calificó como «locura«, es decir, pretender resultados distintos haciendo siempre lo mismo.
El cerebro es un experto en engañar a su dueño. Le presenta la realidad a su manera más cómoda. Por tanto, se hace necesario un estricto control sobre este proceso de toma de consciencia de la realidad. Sin este control, el cerebro jugará con su dueño a través de las ilusiones ópticas y las distorsiones cognitivas.
Nuestro mundo es cerebral
Pero, ¿qué es la realidad? No es más que una ilusión aunque muy persistente, tal y como dijo Einstein. Más que real, podríamos decir que nuestro mundo es cerebral. Ni sabemos ni sabremos nunca a qué se parece la realidad absoluta. Ni siquiera sabemos si existe. Nadie la ha visto. Todos vemos la nuestra. Ante esta ¿realidad? se hace preciso «meter» consciencia donde existen automatismos cerebrales.
Todo lo que pensamos, hacemos o dejamos de hacer sucede en nuestro cerebro. La estructura de esa máquina fantástica determina nuestras posibilidades, limitaciones y carácter. En realidad, somos nuestro cerebro, puesto es él quien integra la propia realidad. ¿Cómo está integrada esta realidad en mostros? Nuestro cerebro se sirve de esquemas cognitivos, que constituyen nuestro depósito completo de conocimiento, que puede ser adquirido o innato. El innato lo aloja en el hipotálamo, tallo cerebral y sistema límbico y el adquirido se encuentra en la corteza frontal y en muchos núcleos de materia gris alojados bajo la corteza.
No soy yo quien piensa.
Los esquemas cognitivos son en realidad pautas potenciales de actividad neuronal en pequeños grupos llamados zonas de convergencia. Son fuerzas ocultas con las que rivaliza nuestra deliberación consciente y trata de bloquearla. Realmente no soy yo quien piensa, sino mi inconsciente genómico, que promueve comportamientos dirigidos por disposiciones inconscientes.
Conocer nuestra memoria es conocernos a nosotros mismos
Nuestra memoria autobiográfica va construyendo nuestra realidad desde el momento de nacer, dando como resultado nuestra propia identidad y el argumento de nuestra vida, tal y como decía el propio Luis Rojas Marcos. Conocer nuestra memoria es conocernos a nosotros mismos y para poder dar un significado renovado y optimista a nuestra vida habría que comprender el pasado desde la reflexión objetiva. Por eso es tan importante el control de los procesos cerebrales.
Emociones, el PH de nuestra memoria
Las emociones juegan un papel determinante en la memoria. En función de la gestión emocional, así serán las grabaciones en la memoria de todas nuestras vivencias. De ahí la importancia que la Neuroeducación otorga al papel de las emociones.
Los esquemas cognitivos conformados en el cerebro pueden ser desadapativos o funcionales. Los desadaptativos contienen creencias auto limitantes e irracionales que distorsionan la realidad y producen pensamientos automáticos, que nos conducen a lugares y situaciones insospechados, perdiendo el control de nuestras vidas.
Pero, ¿qué es una distorsión cognitiva que produce esa inadecuada interpretación de la realidad? Son errores en el procesamiento de la información que nos impide ser conscientes y tener un razonamiento adecuado. Son racionalizaciones erróneas de una realidad objetiva. Obedecen a estructuras más profundas, que son los esquemas cognitivos.
Siembra un pensamiento y cosecharás un destino.
“Sólo podemos renovarnos, progresar, mejorar; es decir, disfrutar de la felicidad, si somos capaces de romper de algunos de nuestros esquemas.” (Moix, 2012)
Fotografía propia. A punto de coger el tren en la estación de Valladolid.
Me ha encantado. Ahora entiendo muchas cosas.
Muchas gracias por tus palabras Eva. Me alegro que haya servido 😉