Icono del sitio José Luis Serrano

Qué diría un sociólogo sobre las redes sociales

La sociología, en contraposición con la antropología, estudia las relaciones sociales principalmente en sociedades industrializadas y modernas, cuya sociedad es la experiencia con la gente que nos rodea y por tanto generadora de una “inter-acción”, según la propuesta de Joan Estruch (finales del S.XX). Pero ya a finales del S XIX, el alemán George Simmel destacaba su afán por estudiar las relaciones entre “átomos” que interaccionan en una sociedad reticular. Nuestras relaciones por tanto nos definen y adquieren forma de círculos que han pasado de ser concéntricos a entrecruzarse.

Entra la sociología en el campo de las ciencias sociales para poder explicar esta nueva complejidad. Vamos pasando de un objetivismo puro a un subjetivismo gradual que desemboca en la segunda mitad del S XX en cierto escepticismo y relativismo y se pone en entredicho la “certeza” del conocimiento científico y la búsqueda de la única Verdad, cayendo en un relativismo moral. Pero tras los rápidos avances y constantes cambios de la sociedad, las personas pierden rápidamente sus valores y creencias, afectando a las identidades. Entramos en una sociedad líquida característica de la modernidad en la que, en la búsqueda de una máxima racionalización burócrata, se llega a justificar organizaciones capaces de propiciar holocaustos como los acontecidos en la Alemania de mediados del S.XX.

Pero es con la aparición de las TRICs e internet, cuando la sociedad se organiza definitivamente en red y cuya principal materia prima es la información (informacionalismo). Es Manuel Castells quien a principios del S.XX desarrolla una de las grandes aportaciones a las ciencias sociales. Huye de la justificación determinista de la tecnología y basa su teoría en los cambios de las variables espacio y tiempo, que casi desaparecen a la hora de explicar las relaciones de poder y comunicación en la sociedad.

Este es el caldo de cultivo que propicia que la sociedad adquiera nuevas formas de interacción como las redes sociales, en las que las identidades navegan cambiantes a velocidad vertiginosa, generando una realidad dinámica en las que las creencias y valores son efímeras.

Y en estas nos encontramos, todos con poderosos medios de auto-comunicación masiva, en los que sentamos cátedra sobre todos y cada uno de los asuntos de actualidad. El problema surge cuando estos medios empiezan a tomar un cariz de «dogma«, siendo asumidos como tales a través de las generaciones, porque basaremos la evolución de la sociedad sobre fundamentos «presuntamente» ciertos, aunque no empíricamente demostrados. El resultado será imprevisible.

Gracias por estar.

  

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