Icono del sitio José Luis Serrano

Las redes sociales son una trampa (Zygmunt Bauman)

Tras la lectura de esta sabrosa entrevista que @ricardodequerol realiza al Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades de 2010, Zygmunt Bauman, es esclarecedor conocer la perspectiva de un sociólogo sobre la realidad social actual y particularmente la visión de este gran pensador. Describe la situación actual bajo un tinte pesimista sin llegar a otorgar esperanza de ningún tipo, no porque no exista (entiendo) sino porque no es el papel de un sociólogo.

La actual «sociedad en red» a la que hemos llegado a través de la tercera Revolución Industrial y la aparición de las TRICs (tecnologías de relación de la información y de la comunicación), en la que la información es la principal materia prima (informacionalismo), están provocando un juego de identidades fugaces como si una lluvia de perséidas se tratara, muchas de las cuales son abatidas a base de bombas. Este juego de identidades fugaces puede ser causa y consecuencia de una crisis de valores y creencias que impiden la necesaria consistencia en las conductas de los individuos. Una inconsistencia que provoca a su vez la liquidez de conceptos en los que todo sería relativo y subjetivo en función de las creencias del momento.

La sociología analizaría estas nuevas «falsas» relaciones e interacciones sociales y la consiguiente transformación de las instituciones como organismos colectivos que rigen la sociedad. Bauman explica cómo las actuales instituciones, enmarcadas en este contexto, serían incapaces de dirigir los pasos de una sociedad influida globalmente, ni siquiera servirían el tradicional liderazgo capaz de dotar de personalidad a las iniciativas. Es precisamente los excesos de personalísimos algo que está denostado porque divide a la sociedad, que sorprendentemente va adoptando el círculo como modo orgánico de funcionamiento, en el que las partes son equidistantes del centro. Por tanto el sistema de organización social parece en vías de búsqueda del nuevo modelo que desbloquee a una sociedad sin certezas ni dogmas a los que aferrarse.

Es paradójico que, en una época de ultraconexión y capacidad de comunicación e interacción social, exista sin embargo una gran ansiedad por la soledad, gran amenaza de los tiempos actuales. Más bien pareciera que este momento de gran interacción de nueva simbología (“me gusta”, “retweet”, etc) fuera un placebo que ahogara temporalmente nuestra emoción solitaria. Pero también hay lugar para la esperanza, como demuestran las nuevas construcciones colectivas gracias a las TRICS; la sociedad se reorganiza orgánicamente en torno a sus nuevas certezas que son construidas por aportaciones de la masa a un nuevo “tótem”: el conocimiento digital como “Wikypedia, Google, Booking, y muchas otras plataformas a las que acudimos para aportar nuestro conocimiento y en las que buscamos “nuestras” VERDADES.

La nueva sociedad se organiza en círculos que friccionan e interseccionan entre sí en un medio que carece de las tradicionales dimensiones de espacio y tiempo y que son analizadas por el “BIG DATA”, otra deidad en torno a la cual se podría estar construyendo un nuevo sistema de perversa burocracia que persiga estándares de racionalismo y eficiencia excesivas que lleguen a eclipsar sentimientos y emociones de los individuos llegando a generar una brecha social que provoque grandes diferencias entre ricos e indignados: HOLOCAUSGITAL.

Este “slacktivismo” pesimista que nos presenta Bauman es el clima en el que la sociedad transita por un camino sin visibilidad en espera de modelos sociales habitables. Creo que la interacción tecnológicamente determinista no debería acabar con lo que Bauman echa de menos en la sociedad: un diálogo sincero, sujeto a subjetividades asequibles desde la perspectiva de la realidad comprensiva del momento.

Este diálogo sincero subyacería bajo las nuevas formas de los medios de comunicación. Estos medios poco a poco se van disgregando y son los colaboradores quienes dialogan directamente con los usuarios expresando opiniones sinceras, esas que los medios tradicionales no pudieron ofrecer por sus compromisos de capital e ideología. Un proceso de atomización de los medios que, aunque liderados por promotores de opinión, encuentran su razón de ser en la exposición al público con quien interaccionan, agregando opinión y aglutinando corrientes de seguidores. La tradicional manipulación mediática ha encontrado freno en la exposición y el diálogo de ideas. Posiblemente estemos ante una democratización de nuevo cuño que nace sin necesidad de gestiones locales, sino directamente globalizada.

Gracias por estar.

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