Icono del sitio José Luis Serrano

Discernir entre ideología e instigación.

Nunca se ha desprestigiado tanto al noble oficio de los titiriteros. Es reprobable que bajo vocaciones tán respetables se escondan intenciones tán deleznables como la de intentar sembrar el odio en los más indefensos, los niños.

Este post surge al hilo de la noticia, a cuya fuente no di crédito inicialmente hasta que comprobé el consenso y unanimidad, en la que se informaba del contenido de una obra de unos titiriteros contratados por el equipo de gobierno de la ciudad de Madrid. 

Creo que hay que discernir y llamar a las cosas por su nombre. Con independencia de las necesidades, ideales e ideologías, en las que no entro, esto es una cagada de un equipo político y una torticera representación que busca despertar sentimientos negativos en los niños. Cuando adultos manipulan a niños indefensos con la anuencia del equipo de gobierno que les paga con el fin de sembrar semillas de odio están llevando a cabo con dinero público campañas que no buscan la paz, ni la compasión, ni la cordialidad. No es creíble que el gobierno no supiera el cáliz ni las intenciones de este grupo, así como tampoco lo es la eliminación de placas privadas en recintos privados.

Esto es manipulación perversa, anti democrática, falta de respeto a gran parte de la sociedad y falta seria de humanidad ni deseos de construir una sociedad saludable. 
Y a todos los expertos en enmarañar debates con intención de vomitar todo lo que no han sido capaz de vomitar en sus casas durante años, digo que esto que escribo no tiene nada que ver con política, ni religión, ni lucha de clases, ni racismo, ni lucha de género, sino con humanidad.
Ya va siendo hora de que llamemos a las cosas por su nombre y hagamos lo posible por discernir lo conveniente, lógico y saludable para la sociedad de lo perverso y torticero y denunciar y actuar en consecuencia.
Después de esto, ¿en manos de quién se va a poner el diseño del ansiado plan de educación? Si malo era el actual y los anteriores (todos) lo que nos espera es para estudiar en casa. 
Ni que decir tiene, anticipándome a los vomitadores sociales, que estoy en contra de la corrupción, a favor de la igualdad social (igualdad de derechos y de obligaciones y de la necesidad de construir aportando en la misma medida), de la caridad con los eslabones más débiles de la sociedad, de la ausencia de violencia (de género y de número), de la sostenibilidad y economía de recursos, de la justicia social e individual y de un largo etc. Por lo tanto, también estoy en contra de estas iniciativas crueles y perversas y de todos los que las amparan, consienten y planifican, ya sea por competencia o por incompetencia, que no es excusa sino mayor motivo de condena, ya que un estúpido no debe ocupar un cargo de responsabilidad, sea de izquierdas, de derechas o de cualquier etiqueta inventada por parte de la sociedad en búsqueda de mayor comodidad y falta de reflexión.

  

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