A vueltas con el sector de moda; y lo es porque es el próximo gran sector abocado a una gran transformación. Lejos de creer que tras la crisis financiera llega la calma, se produce ahora la necesidad de afrontar la «disrupción digital«. ¿Qué es este palabro?
Disrupción es una palabra que procede del inglés y quiere decir, según la RAE, que produce una ruptura brusca, vamos, «de sopetón». Estas disrupciones no están provocadas únicamente por las nuevas técnologias como la digitalización; sería de ingenuos pensar así. La digitalización es sólo un medio más para alcanzar los objetivos de las empresas, que no son otros que los de ganar dinero. Es por esta razón, que la sociedad en general esté inmersa en los avatares de la Tercera revolución industrial, de la que ya han dado buena cuenta determinados sectores, pero que ahora deben afrontar otros como el de la banca.
La digitalización, la globalización e internet están generando una brecha que está pillando a muchas empresas fuera de juego; y así, de repente, puede ser que de la noche a la mañana se encuentren sumidas en un pozo por no haber previsto lo que en su día fue una tendencia. Es lo que tiene la brecha tecnológica, que te puede situar en un minuto en el lado oscuro. Es momento de estrategas, de tener un fino olfato y prever tendencias y alianzas que le pueden dejar a uno fuera de juego. Sólo siendo un buen estratega, se podrá liderar el necesario cambio; y si no, mirad el caso de una empresa, marca de lujo, como Longchamp. Su líder, Jean Cassegrain, ha sabido mantener el rumbo de una empresa familiar, que dura ya tres generaciones. De dirigir un pequeño taller de marroquinería que forraba pipas de fumar a crear una marca de lujo de artículos de cuero con capacidad global.
Y todo, aparentemente, por la tan traída y llevada «digitalización de las cosas». Hay opiniones de todos los tipos; desde los que dicen que que la banca tiene una oportunidad, debido a la gran base de datos y la capilaridad comercial, como aquellos que dicen que se encuentra ante una gran amenaza. Lo cierto es que lo que se está produciendo por el momento es una fusión de empresas tecnológicas con empresas financieras y están empezando por los Consejos de Administración. Al igual que dicen que las fusiones se empiezan por los Consejos, también se dice que las Revoluciones Industriales se produce cuando se cambia el sistema de producción, y ese acaba de cambiar y ya se está produciendo lo que llaman la «quinta ola digital en la banca».
A este respecto de la digitalización y el acecho de los G.A.F.A., se acaba de publicar un informe de McKinsey, que parece ingenuo en la forma pero que encierra posiblemente la puntilla para el sector bancario tradicional y muchos negocios. Asevera que la eliminación del dinero en metálico incrementaría el PIB USA en cerca de 0,5 puntos porcentuales. Dinamarca piensa ya en retirar el metálico y reducir los impuestos de las compras realizadas con pasarelas de pago. De aquí a pagar por el teléfono va un paso, lo que conllevaría la desaparición de las oficinas bancarias y la conquista de un sector bancario por parte de los temidos G.A.F.A. simplemente comprando una ficha bancaria. Si a esto le unimos el demoledor «The Millennial Disruption Index«, en el que se informa que los nacidos a partir de los 80 no ven necesarios a los bancos como proveedores de servicios necesarios para su trabajo o vida, pues «apaga y vámonos».
En todo este panorama, va FITCH y rebaja la calificación de algunas de las entidades financieras españolas. Es decir, cuando todas se están poniendo guapas para el baile de fin de curso y salir emparejados, llega la directora del colegio y dice que las que no puedan comprarse vestidos de más de 200€ no puede venir al baile. ¿Qué pasa entonces? que las parejas surgen antes. Aquella que no tenga recursos se empareja con el rico del curso para que le compre el vestido, se ponga guapa y pueda asistir a la fiesta a cambio de «fidelidad» futura. Y ¿a qué entidades rebaja la calificación? casualmente a aquellas que, aparentemente, no tienen recursos suficientes para el vestido.
En otro orden de estrategias, los bancos están ahora sumidos en la batalla de la
Lo cierto es que hay nuevas claves en el mercado que hay que saber leer. Por un lado estamos asistiendo últimamente a un movimiento entre la gran empresa en general y la banca en particular para motivar a sus empleados, proponiendo nuevas fórmulas en busca de una mayor motivación y dedicación, como la «gamificación«. Según un recién estudio realizador la consultora Gallup, tan sólo el ¡¡13%!! de los empleados a escala mundial están comprometidos, involucrados y entusiasmados con su trabajo y ante esta situación, muchas empresas tratan de ganar esta batalla de respeto y motivación al empleado y otras, sin embargo, se dejan vencer sin intentarlo y prefieren despedir a numerosos empleados y subcontratar empresas que hagan su trabajo, pasando a manos de un tercero la labor de la motivación. Así parece que lo está haciendo La Caixa, que ha apostado por un crecimiento en tamaño en nuestro país a base de compras y en cada compra despide a «toda la tropa». Eso si, no lo hace mal del todo. Acaba de anunciar otro ERE que mandará a casa a otras 750 personas. Ya es temida esta entidad, porque donde compra, arrasa. Qué se le va a hacer, es un mal de nuestra época el de no querer lidiar con personas, sino con máquinas.
En ese aspecto, cierta envidia siento de los países nórdicos, quienes apostaron hace tiempo por un modelo laboral de media jornada para una clase media muy amplia
A todos los empleados bancarios les podemos decir lo mismo que a las entidades; la digitalización puede suponer una oportunidad para el «gamo espabilado» que huela al lobo, o puede suponer una amenaza para el «gamo relajado» que come hierba fresca, pizpireto y despreocupado. Ante este panorama, muchas entidades están ofreciendo a sus empleados más avispados la posibilidad de comprar una franquicia local bancaria a cambio de la indemnización percibida. Otros optarán por realizar un cada día más utilizado teletrabajo desde casa, que algo bueno tenía que tener la tecnología, como por ejemplo conciliar la vida laboral con la familiar y reducir costes de todo tipo. Si, es verdad que todos los trabajos tienen sus «peros» y que el trabajo ideal no existe, pero debemos olvidarnos de las amenazas y empezar a ver los aspectos positivos que tienen los cambios. Eso sí, hay que afrontarlos de manera ágil, sin permanecer inmóviles ante el miedo, con perspectiva y anticipando los cambios para alcanzar oportunidades.
Y ya trataremos el tema «Bitcoin«, la moneda virtual. Este es otro asunto disruptivo que dará quebraderos de cabeza también.
Gracias por estar.