La creación es un proceso mediante el cual, alguien que cree que es posible, se dispone a ello y ejecuta una acción encaminada a conseguir el objetivo.
El proceso que me llama la atención, no es tanto el de la producción de la obra o servicio, que responde más a una planificación adecuada, técnica depurada y más o menos destreza en la ejecución del plan de acción. Cierto es que en esta fase es muy importante la pasión y la actitud para obtener una calidad resultante satisfactoria, así como una conexión constante con la visualización del objetivo, de tal manera que, mediante un proceso mental de feed-back, modelemos la referencia visualizada.
Pero previa a la ejecución, existe un momento de engendrar la acción. Un momento en el que percibimos que algo en nuestro entorno se encuentra imperfecto, incompleto, despertando en nosotros un instinto de mejora.
¿Qué nos hace creer? Una limitación, dificultad, una molestia, una imperfección o bien, algo susceptible de mejora. ¿Quien es capaz de percibir esta necesidad? Alguien con una percepción sensorial desarrollada, bien sea por estar en posesión de unas aptitudes adecuadas, o bien por mantener su foco mental en esa dirección, como por ejemplo, un empresario que desea incrementar sus ventas, olfateando de manera constante nuevas vías de negocio y descubre un nuevo nicho de mercado para comercializar sus productos.
Por tanto, una vez detectada esa «molestia» susceptible de mejora, se empieza a generar en nuestro interior una recreación mental de lo que pudiera llegar a convertirse, tras la puesta en marcha del plan. Esta recreación mental es un proceso de visualización del óptimo estado, al que se podría llegar tras las modificaciones pertinentes. A medida que se desarrollan los procesos mentales que dan lugar a las posibles alternativas sobre las que actuar, es inevitable que surjan dificultades que impiden, al menos momentáneamente, la evolución constante. Estas dificultades, a su vez, generan y refuerzan la sensación de desafío, provocando una acumulación de energía creadora que retroalimenta la calidad de la visualización del objetivo y que generan alternativas a las dificultades.
En definitiva, todo emprendedor, inicia un proceso mágico de mejora cuando, gracias al desarrollo de su percepción sensorial o focalización incisiva, detecta un area de mejora importante, generando automatismos de visualización de soluciones, orientadas a la obtención de un valor añadido. Este proceso de CREER es previo al de CREAR, sin el cual, la creación será, en el mejor de los casos, deficiente. La fase de la creencia guarda una gran relación con lo que denomino «MOMENTO FELINO«, en el que el depredador se acerca a su presa y pone en marcha todo su potencial como estratega, procesando grandes cantidades de información y visualizando no sólo su objetivo, sino los movimientos, los de la víctima y las posibles alternativas a realizar durante el proceso de caza. Estos momentos están cargados de energía, que potencian la necesaria visualización y recreación mental que anticipan su inevitable éxito. Esto explica la Ley de Atracción y el deseo. Uno atrae lo que piensa, sin duda, porque su subconsciente anticipa y asimila los mecanismos de alcance del objetivo, programando su mente para realizar una serie de acciones inconscientes encaminadas a obtener un éxito.
Y esto, señores, se entrena. Los deseos, los sueños, las metas y las ilusiones también se entrenan todos los días, generando hábitos orientados a la creación de TU EXITO, que sin duda, se encuentra a nuestro alcance.
Os dejo con un video que me emociona cada vez que lo veo.
Gracias por estar.