Terminada ya la edición del 2013 de la ¨Loro Piana Caribbean Superyacht Regatta¨, y comprobando los tiempos de sus travesías, podemos obtener conclusiones determinantes, aplicables a cualquier ámbito de la vida. Estas embarcaciones, que son capaces de volar sobre el agua y de cambiar de continente en un tiempo asombroso, impulsado únicamente por los vientos, son dignas de admiración y sus expediciones son ejemplo de puesta en escena de estrategias competitivas. Llama la atención que hace escasos años, el tiempo de crucero fuera bastante más amplio y las condiciones de navegación bastante más duras. Es cierto que los avances tecnológicos permiten desarrollar nuevas técnicas que redundan en adelantos de todo tipo, pero hablar de avances tecnológicos es subjetivo y dice poco del desarrollo de una disciplina, porque, ¿qué avance concreto ha permitido que el tiempo de crucero haya disminuido? Alguien pudiera pensar que los avances en la meteorología han podido ser una de las claves, así como importantes avances en los estudios de la aerodinámica, o de los materiales utilizados y sus aleaciones, más ligeras y resistentes, o incluso de las telecomunicaciones, etc. Esto es cierto, no cabe duda que el desarrollo de cada uno de estos campos ha propiciado un salto de calidad en el mundo de la nevegación. Pero existe un factor importante que a menudo se desconoce y pasa desapercibido. El hecho de que un ingeniero descubra una nueva aleación de materiales, el hecho de que un instituto-observatorio avance en la predicción de los vientos no implica necesariamente un avance automático en una disciplina concreta, sino que requiere de la aparición de un lider que sea capaz de adaptar esos avances a un campo, sin cuya labor, no serviría de nada los nuevos descubrimientos. Primero van los descubrimientos y luego, los grandes avances.
El promotor de un gran desafío, debe reunir todo el conocimiento e información del que sea capaz para obtener aplicaciones a la medida de su reto, y de su éxito dependen los avances reales en cada disciplina. Y esta labor es la que realmente convierte en útiles los avances teóricos, para lo cual se hacen necesarias numerosas pruebas experimentales, teniendo en cuenta infinidad de detalles y limitaciones prácticas para conseguir que dicho avance, se traduzca en una mejora, concreta, cotidiana, real. El promotor de una aventura, debe poseer grandes conocimientos teóricos y poseer la habilidad de saber ponerlos en práctica, alcanzando un nivel de conocimiento multidisciplinar de gran calibre. En realidad, se trata de un estratega, que debe ser capaz de poner en marcha un desafío que aglutine las motivaciones de todo su equipo, que controle todos los aspectos técnicos de la expedición y que tenga la habilidad de saber regular todas las piezas de su maquinaria para alcanzar el objetivo, con el menor coste posible (tiempo, esfuerzo, economía, recursos consumidos). Factores tan dispares como la motivación humana, tan complicada en momentos de desánimo y desesperación; a este respecto, se me viene a la cabeza los momentos en los que la expedición de Cristobal Colón, en su vieje a las Amercias, perdía efectivos por desnutrición, enfermedades, sed, etc., y la tripulación empezaba a tener dudas de verdad sobre la preparación de su líder y la validez de sus planes. ¿Qué pasaría por la cabeza de Cristobal Colón en aquellos críticos momentos, con todas las dudas provocadas por el retraso en la llegada y por la pérdida de sus efectivos, viendo cómo morían sus marineros y teniendo que demostrar al resto de su equipo una entereza y confianza sin fisuras? Cristbal Colón partía de un avance, la tierra era redonda, y debía traducir ese descubrimiento en una nueva funcionalidad práctica para la humanidad, descubriendo nuevos límites, lidiando con todas las dificultades del dia a dia, la más importante, la mentalidad de la sociedad, nada partidaria de correr riesgos. Y convencer a la humanidad de que la tierra era redonda, tuvo que ser muy complicado, pero demostrarlo lo era todavía más, porque se hacía necesario navegar hasta los confines desconocidos del planeta, y eso es peligroso y da miedo.
Volviendo a la Loro Piana Caribbean Regatta; sus participantes, embarcaciones de grandes dimensiones y movidas únicamente por el viento, saben explotar sus recursos al máximo para, con altas velocidades, alcanzar una meta física geolocalizada, en el menor tiempo posible. El capitán de cada embarcación debe conocer a la perfeccion el peso del barco, la intensidad de los vientos esperados, la repercursión de cualquier imprevisto meteorólogico, la resistencia de las velas y de la quilla, la mentalidad de cada uno de sus tripulantes, sus fortalezas y destrezas, y sus debilidades, así como abortar cualquier reacción negativa en las mentalidades de la colectividad del equipo y convertirla en motivadora. Pero también debe conocer a fondo a la competencia, las previsiones de su marcha, en qué momentos se distanciarán y en cuales estarán peleando codo con codo. Es decir, tiene un perfecto conocimiento interno del equipo, y conoce las variables del entorno en el que se van a mover. En base a sus características, y al conocimiento de sus factores críticos de éxito, de sus fortalezas y del conocimiento de la competencia, el capitán debe elaborar una estrategia, la cual, debe tener una estructura sólida inicial, así como prever también posibles cambios a lo largo de la carrera. Lo único cierto es que el objetivo, el destino, no se moverá de sitio, pero todo lo demás es una incógnita que debe resolverse sobre la marcha.
A continuación, enunciaré algunos factores básicos para la puesta en marcha de la estrategía y el alcance del objetivo, que podrían parecer obvios, si bien, en numerosas ocasiones no se les presta la importancia necesaria:
– Antes de salir se debe conocer el destino. Parece baladí, pero en la vida real, son más los casos en los que nos movemos sin rumbo claro y no parece llamar la atención de nadie.
Una vez conocido el destino, es necesario determinar la ruta previsible y las alternativas en caso de contingencias.
«¿Podrías indicarme qué camino debo escoger?
¿Hacía donde vas?
No lo sé.
Entonces no importa el camino que elijas.»
– La energía que moverá el barco y determinará la velocidad de crucero es el viento, por lo que es impresicible tener al alcance los recursos necesarios para analizar la predicción y aprovechar estas corrientes con la mayor eficacia posible.
– La resistencia del barco puede ser determinante, por lo que el peso del barco debe ser estrictamente vigilado así como la aerodinámica de su diseño.
– La calidad del equipo en dos ámbitos
– La calidad de los materiales del barco, la resistencia del casco, de sus velas y de sus cabos, serán fundamentales a la hora de evitar percances.
– La calidad de la electrónica que permita optimizar y anticipar las decisiones.
– La calidad del equipo humano, física y psicológica, siendo inasequibles al desaliento y sacando un provecho constante, óptimo e intenso a todos los integrantes del equipo, de manera sistémica.
Con estos factores controlados y una estrategia acertada, el éxito está muy cerca, sólo falta un líder que infunda ánimos competitivos con la intensidad e inteligencia adecuada.
No nos olvidemos que la teoria de los avances está muy bien, pero la capacidad de hacer que dichos avances se traduzcan en facilidades en el dia a dia, requiere importantes dotes de liderazgo, una capacidad de adaptación sin límites y saber conjugar espontáneamente numerosos recursos desde el ingenio y la creatividad. Y quien posee estas cualidades, es un líder y, como tal, tiene una obligación, la de promover avances y generar valor añadido en las organizaciones.