Ante una situación de crisis personal, es preceptivo un proceso de análisis de las causas que lo han motivado así como de una reinvención, renovación o resurgimiento de nuestras propias cenizas, con motivaciones renovadas y objetivos definidos. Este proceso de renovación es fundamental en la permanencia de la especie. La capacidad de ponernos en pie a cada caída es determinante en la calidad de nuestras vidas y cada persona tiene unos
ritmos y unas dificultades específicas para levantarse y muchas de ellas necesitan de ayuda externa. «El peligro no es la caída, sino encariñarse con la piedra».
La Fábula del águila: las águilas son aves con unas capacidades asombrosas, capaces de avistar a sus presas a unas distancias increíbles, así como alcanzar unas velocidades en caída espeluznantes, con un control sobre su vuelo total, pareciendo imposible que esta especie sucumba a ningún peligro. Viven en las alturas, inaccesibles a ninguna amenaza, sobrevolando los cielos, pacientes, en busca de alimento desde una perspectiva envidiable, desde la cual es capaz de ver con precisión cualquier presa.
Pero, pese a todo, hay una época en la vida del águila en la que pierde gran parte de las facultades. Cuando alcanza la madurez, sus plumas se caen, las garras pierden su característico agarre, su pico se curva demasiado y pierde su fuerza y su capacidad de corte. Estas pérdidas de facultades por su edad, provoca una pérdida de oportunidades en la caza y como consecuencia, una ingesta de alimentos menor y de peor calidad, lo que termina por afectar de nuevo a los tejidos, garras, picos, plumas, etc.
Es precisamente en este momento cuando, de manera instintiva, realizan un retiro clave en sus vidas. Buscan un espacio retirado, lo más alto posible, donde puedan pasar una temporada seguras, para su puesta a punto. Es entonces cuando empieza el proceso más doloroso de sus vidas, pero que les reportará nuevos brios y una gran revitalidad para la segunda parte de su vida. Golpean entonces su pico contra las rocas hasta que se les cae a pedazos y se arrancan las garras de sus patas a base de golpes y arañazos. Esto les obliga a permanecer en su nido, sin poder salir a cazar para comer, lo que les provoca una pérdida de peso, de plumaje, etc. Se pone en marcha entonces un proceso de regeneración total del pico, garras y plumaje, debiendo permanecer en reposo hasta su culminación. Una vez completada la regeneración y alcanzando pico y garras una dureza y capacidad de agarre y corte jamás alcanzados hasta entonces, cuando de nuevo se siente en plenitud de sus facultades, emprende de nuevo el vuelo en búsqueda de comida para afrontar el resto de sus días con una capacidad y fortaleza inédita. Es ahora un águila fuerte, experto, y con unos recursos inigualables. Empieza por tanto una segunda parte de su vida con la seguridad que le ofrecen sus nuevas armas.
Un proceso parecido a este es el que debe realizar el hombre en sus momentos bajos, caídas de moral, depresiones o fracasos puntuales; sería el momento de experimentar un retiro, en el que pudiera dedicar un tiempo a detectar sus fortalezas, virtudes, habilidades, a fin de capturar las oportunidades que les circundan. Pero en las personas es mas complicado que en las águilas, ya que las personas se guían por su inteligencia y por sus emociones y no solamente por su instinto de supervivencia. Existirá por tanto un componente importantísimo motivacional que, si no está en el punto adecuado, será muy complicado que el afectado quiera poner todo de su parte para afrontar el proceso.
Este proceso es la clave del entusiasmo del resto de nuestra vida y si no estamos preparados para afrontarlo con éxito, sería muy conveniente pedir ayuda. En este proceso se debe realizar una planificación estratégica personal, para lo cual es preceptivo un ejercicio de análisis interno, encaminado a detectar nuestras fortalezas, sobre las que construir unos valores que den sustento a la estrategia a seguir. Este proceso de análisis interno es muy conveniente que se realice con profesionales, ya que nos ayudará a detectar potencialidades ocultas en cada persona y que a menudo llegamos a desconocer nosotros mismos. Es muy importante ayudarse de ciertos recursos tales como un análisis grafológico, análisis de personalidad y otros muchos, que nos permitirá descubrir nuestros talentos y habilidades a poner en valor, así como creencias y aptitudes limitadoras a eliminar o convertir.
El análisis externo, nos reportará información sobre nuestro entorno y nos ayudará a leer las oportunidades que se nos ofrece a nuestro alrededor para abordarlas.
Si el análisis interno se realiza con profesionalidad, se obtendrán las ventajas competitivas personales, las cuales habrá que desempeñar de manera excelente para diferenciarnos de la competencia, lo que a su vez, reforzará la autoestima y potenciará el liderazgo de la persona, generando valor añadido y retroalimentando el proceso. A fin de comunicar al mercado nuestros valores y ventajas competitivas es importante crear una marca. La marca aglutina todos nuestros valores y nuestros procedimientos y los comunica al exterior generando una experiencia que será percibida y recordada por los consumidores de nuestros productos. Esta experiencia, favorecerá el desarrollo de una verdadera estrategia de Marca Personal, lo que requiere de cierta especialización y profesionalidad, ya que está en juego la manera en que se proyecta al exterior las fortalezas y valores de la persona, mediante una visualización concentrada en determinados símbolos.
Someterse temporalmente al proceso de renovación del águila, puede provocar un resurgimiento de nuestras cenizas y permitirnos afrontar una segunda parte de nuestras vidas pletóricos de fuerzas, seguros de nosotros mismos y de nuestra estrategia, de nuestras fortalezas y de saber que el Objetivo se encuentra A Nuestro Alcance